La naturaleza al borde del colapso

​Róger Rumrrill

Es posible que las gentes de las ciudades y del campo en el Perú sean más conscientes ahora y estén cada día más convencidas de que la Madre Naturaleza está realmente al borde del colapso.

Las expresiones y los gestos de las gentes en las calles, en los autobuses y las combis, en sus casas, en las colas en los bancos, abanicándose, cubriéndose del implacable sol con sombreros, parasoles o periódicos; secándose el sudor y quejándose “de que nos estamos achicharrando” sea una prueba de que hemos pasado de la indiferencia a una toma de conciencia.

Pero no solo en Lima. En la Amazonía esta semana se han desatado lluvias diluviales seguidas de calores insoportables, con su secuela de inundaciones que han ahogado campos de cultivo y ciudades. Lo mismo en los Andes y la Costa. “El Niño” y el calentamiento climático, fenómenos antiguos en la historia cósmica, son ahora más severos, más hostiles y sin duda serán más devastadores en el futuro a causa de la actitud y el comportamiento ciego, torpe, abusivo y hasta destructivo del hombre con la Madre Naturaleza.

Los informes científicos del Grupo sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas señalan que en el próximo futuro será peor. Peor porque no se están tomando las medidas y decisiones de fondo y ni siquiera las de mitigación y adaptación: cambio del modelo de producción y consumo que ya se han devorado el 36 por ciento de los bienes y servicios de la Tierra; adicción al combustible fósil basado en el petróleo y el carbón; saboteo permanente y sistemático de las multinacionales petroleras al cambio de matriz energética y lo que es más grave: indiferencia de los empresarios, las clases ricas, políticos y gobernantes a este fenómeno y proceso -el calentamiento y el cambio climático- que definirá el destino del ser humano sobre la Tierra.

El peor ejemplo está a la vista. De los 19 candidatos a la Presidencia de la República en el Perú, para todos, o casi todos, no existe el problema del calentamiento global. Solo les interesa maquillar el modelo neoliberal. No proponen ningún cambio del modelo.

Con razón el genial Albert Einstein decía que es más fácil que un planeta cambie de curso a que el hombre tome buenas decisiones.

“El hombre es la única especie que corta la rama del árbol donde vive”, escribió Maurice Maerterlinck. Nuestra vocación destructiva sobre la Tierra, nuestro hogar, y nuestra incapacidad de detener esta destrucción de la Madre Naturaleza por razones puramente económicas y egoístas es un terrible ejemplo de esta vocación suicida.

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