Cuatro escandalosas razones para abandonar las bolsas de plástico de una vez

Lucía Villa

La guerra contra el plástico ha puesto sobre la diana de la conciencia colectiva algunos objetos de uso diario de los que es necesario empezar a prescindir. No es para menos. Según las investigaciones que se han hecho sobre este residuo, se estima que cada año unos 9 millones de toneladas de plástico van a parar directamente al mar, provocando la muerte de 100.000 mamíferos marinos y su ingesta por parte del 80% de las aves del entorno.

En el blanco de la tendencia por reducir, reutilizar, reciclar y rechazar objetos de plástico se encuentran algunos utensilios tan cotidianos como las pajitas o las botellas. Pero son las bolsas de plástico de un solo uso, esas que todavía se utilizan de forma más que habitual en establecimientos y comercios, las que representan uno de los mayores retos.

Tanto, que la Unión Europea reguló su uso en una Directiva comunitaria adoptada en 2015 para reducir el consumo de bolsas de plástico ligeras (inferiores a 50 micras) en todos los Estados miembros. Los países debían haber adaptado la directiva a sus respectivas legislaciones antes del 27 de noviembre de 2016, pero España todavía no lo ha hecho. El Gobierno presentó un borrador de Real Decreto en enero de este año que aún está pendiente de aprobación.

Las organizaciones ecologistas como Amigos de la Tierra o Greenpeace, no obstante, consideran “insuficiente” la directiva europea y tachan de “poco ambiciosa” la norma española, que sólo plantea el cobro de las bolsas de plástico y no su prohibición como sí ha hecho Catalunya desde abril y países como Francia o Italia. Estas son algunas de las razones para abandonarlas definitivamente:

Un consumo ingente

Según los datos de la Comisión Europea, en Europa se utilizan 100.000 millones de bolsas de plástico cada año, el 90% de un solo uso. Es decir, una media de 175 bolsas de plástico por persona y año, aunque las cifras difieren sustancialmente de unos países a otros. Los españoles utilizamos de media unas 120 bolsas de un solo uso por habitante y año. El objetivo de la directiva comunitaria se propone reducir el consumo a 90 bolsas por persona antes del 31 de diciembre de 2019; y a 40 bolsas en 2025.

Un reciclaje casi nulo

Pese a todas las bolsas que se consumen, sólo el 7% se reciclan. Y del resto, una cantidad importante (8.000 millones al año, según el excomisario de Medio Ambiente Janez Potocnik) ni siquiera son gestionadas como basura, sino que terminan perdidas en el entorno, contaminando espacios terrestres y océanos.

Graves daños al medio ambiente

Se estima que unas 1.341 especies en todo el mundo se han visto afectadas por la contaminación con bolsas de plástico, bien sea por su aparición en determinados hábitats, su ingesta por parte de los animales, o por el enredo u asfixia que supone para ciertas especies.

Cientos de años de daños

Una de las razones de su uso mayoritario es precisamente su capacidad de resistencia. Sin embargo, ese es también uno de sus principales problemas. Una bolsa de plástico, a pesar de que tiene una media de vida de unos 20 minutos, puede tardar hasta 400 años en degradarse y desaparecer.

http://www.publico.es/sociedad/plastico-cuatro-escandalosas-razones-abandonar-bolsas-plastico-vez.html

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