Podridos peruanos corruptos

Claudia Cisneros

«Qué difícil es ser peruano y no morir (axiológicamente) en el intento», escribe César Hildebrandt en su última columna en Hildebrandt en sus Trece reflexionando acerca de la muerte de los chicos esclavizados en las Malvinas y de cómo la hipocresía limeña se hace la sorprendida cuando miles de peruanos trabajan en condiciones paupérrimas con sueldos de hambre. A Jovi Herrera y Jorge Luis Huamán, no solo lo asesinaron Jonny Coico y Vilma Zeña, dueños de los contenedores, sino también las autoridades que claudican corruptas a sus funciones, los políticos más ocupados por cuotas de poder que por los más pobres y vulnerables. Este país de liberales económicos que culpan a los pobres de su pobreza, que llaman ¨flexibilizar¨ derechos a la explotación legalizada a punta de lobbies con políticos, que llama emprendedores a informales explotadores y llama gran empresa a la que elude millones en impuestos, esconde trabajadores y recorta derechos para maximizar ganancias.

Qué difícil es ser peruano viendo el SIS quebrado, sumido en la inoperancia e indolencia del MEF y el MINSA; viendo al Ministerio del Ambiente rebajar estándares ambientales aunque la gente más pobre respire veneno letal porque «hay que promover la inversión»; donde el Premier avala un reglamento de comida no saludable aunque mate a plazos a niños y adultos por diabetes e hipertensión porque «hay que promover la industria» mentirosa y criminal. Un país en el que el MEF, dejando sin efecto la Norma XVI, permite que las transnacionales eludan millones en impuestos en paraísos fiscales. En el que el Contralor es un próspero comerciante de autos que llena de privilegios a su querida con nuestra plata, que parece émulo de Montesinos y es protegido por un podrido colchón aprista enquistado en la institución y sus socios, los sin alma naranja.

Qué difícil ser peruano viendo que la mayor fuerza del Congreso solo sigue la consigna de obstrucción perversa contra el avance del país, protege a corruptos y está infestada de ellos; con una presidenta de Congreso colaboradora de Montesinos y que, cuestionadísima por compras irregulares de PCs fue blindada. Y una inminente nueva presidenta procesada por desbalance patrimonial y corrupción. Difícil ser peruanos cuando hay que tragarse esta normalización de lo delictuoso en la política y el silencio cómplice de grandes medios de comunicación que llaman «neutralidad» a la complicidad, «objetividad» a su cobardía y desamor por el Perú.

Qué difícil ser peruano cuando los fiscales encargados de representar a la patria en el caso más grande de corrupción política-empresarial, van a interrogar al máximo corruptor Marcelo Odebrecht , y no le hacen ni una sola pregunta o repregunta sobre sus declaraciones de dineros pagados a Keiko o Alan. Un fiscal como Germán Juárez Atoche que ni siquiera por disimular- como dice Hildebrandt – tiene la el amor propio, a la patria o a su rol en la sociedad para preguntar a M. Odebrecht (teniéndolo frente a frente) por las iniciales AG del proyecto Olmos en su agenda telefónica. O preguntarle de qué manera, con cuánto y dónde se «apoyó» a Keiko. Enmudeció vergonzosamente Juárez pese a incluso estar a cargo de la investigación por lavado de dinero de Fuerza Popular. Ninguno de los otros dos fiscales peruanos (Rafael Vela Barba y Alonso Peña Cabrera) preguntó por AG cuando el fiscal brasilero les cedió turno. Todos alineados con el vergonzoso comunicado de Fiscalía – que cuando Gustavo Gorriti reveló las menciones a Keiko y García de Marcelo Odebrecht – «lamentó» versiones periodísticas «que no se ajustan a la verdad».

Difícil ser peruano cuando el máximo símbolo de la corrupción política del más alto cargo pretende ser indultado solo porque una manada de chuscos, ignorantes e impresentables tiene al presidente arrinconado. Difícil ser peruano cuando ves a Kenji – la supuesta alternativa al desembozado Keikismo – pretendiendo igual que los fujimoristas de ayer y hoy negar la historia desconociendo la condena y tildándola de «política y mediática». ¿Y así quieren premiar al reo y a sus amenazantes retoños? ¿Así quieren construir patria? ¿Convirtiendo en ejemplo de privilegio por chantaje a quien debiera ser ejemplo de no impunidad política-criminal para otros presidentes y delincuentes? ¿Así se pretende enseñar justicia, civismo, legalidad, institucionalidad, patriotismo en este país roto, violado, depredado por la más sucia generación de corruptos y cómplices tecnócratas de nuestra historia?

Como dice Hildebrandt, «Qué difícil es amarte, país nuestro. Pero se te ama. Y esa es la fuente de todas las neurosis» y añado, motor de todas nuestras luchas.

http://larepublica.pe/politica/891505-podridos-peruanos-corruptos

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