Perú: ¡Jo… Jo… Jo… Jooodebrecht!

Maritza Espinoza

Bueno, resulta que, después de todo, Papá Noel sí existe, pero no vive en el inhóspito Polo Norte (ni tonto que fuera), sino en el tropicalísimo Brasil.

Y, lógico, no se llama San Nicolás, ni Santa Claus, ni viejo pascuero, ni ninguna cursilería de ese tipo, sino, como corresponde a una era donde son las grandes corporaciones transnacionales las que definen el espíritu navideño, su verdadero nombre suena a una mezcla de carraspera con saludo nazi: ¡Odebrecht!

Miren, pues, quién hubiera imaginado que el viejo roñoso que nos enchufaba unos regalos pichiruchis cada Navidad, con el cuento de que nos habíamos portado mal todo el resto del año, resultó la mar de generoso justo con los pillos más impresentables de la clase, a quienes regalaba dinero en paila, como se vino a saber esta semana, cuando el Departamento de Justicia de los Estados Unidos decidió hacer pública una investigación sobre sobornos realizados a funcionarios de diversos países, entre ellos el nuestro.

Cuando los dueños y funcionarios de Odebrecht/Papá Noel decidieron acogerse a la delación eficaz para tener un trato más benévolo de parte de la justicia norteamericana, se supo que habían distribuido tal cantidad de dinero entre funcionarios corruptos de tres regímenes enteros (Alejandro Toledo: 2005-2006; Alan García: 2006-2011 y Ollanta Humala: 2011-2014), que las torrecitas de dólares que repartía Vladimiro Montesinos en la salita del SIN terminaron viéndose como billetitos de monopolio.

Fueron, según se sabe hasta el momento, unos 29 millones de dólares los que repartió Odebrecht/Papá Noel entre toda laya de funcionarios, cuyo único mérito era asegurar que los brasileños ganaran la mayor cantidad de licitaciones posibles y, si se toma en cuenta que, por cada dólar gastado en coimas, la generosa trasnacional brasileña recuperaba cinco, tenemos la astronómica cifra de 145 millones de dólares birlados de los dineros públicos directo hacia la panza de este insaciable Santa Claus.

Hasta donde se sabe, la noticia habría desatado una epidemia de enterocolitis en más de un grupo político, sobre todo porque el siguiente paso es que, para que la figura de la confesión eficaz sea redonda, los funcionarios y dueños de Odebrecht van a tener que dar, con pelos y señales, nombres, montos y formas de pago realizados, con lo cual se espera un verdadero carnaval de revelaciones que no dejarían casi títere con cabeza en ningún partido que haya estado en el gobierno.

Hasta el momento, y gracias al contraste de fechas y tipos de obra construidas mediante esta monumental “coimicitación”, se sabe ya que la construcción del Tren Eléctrico, aquel elefante blanco que sobrevive desde los años tristes del primer gobierno de Alan García, ha sido una de las que mayores montos ha recibido de la División de Operaciones Estructuradas (el eufemístico nombre del departamento de Odebrecht que la pegaba de Santa Claus de la corrupción): nada menos que 1.4 millones de dólares para poner en marcha una obra que, al final, resultó con un sobreprecio de casi un 25 por ciento sobre los 400 millones previstos al inicio.

Lo que se sabe ahora, también, es que la mayor parte de la coimeadera se dio durante el último año de Toledo, y a lo largo de todos los años del segundo gobierno de García. Y como para que no quede duda de que la historia tiene más sentido del humor que un avión lleno de ingleses ebrios, fue justamente Alan García quien inauguró el “desinteresado” regalo de la empresa brasileña a nuestro país: un enorme Cristo, réplica del de Corcovado, que adorna el Morro Solar y que, a partir de ahora, será el símbolo de uno de los actos de corrupción más grandes de los que se tiene noticia.

Por ahora, varios políticos han saltado indignados a reclamar precisiones, nombres, montos, y a mostrar sus impolutas manos como para demostrar que no tienen nada que ver con esta nauseabunda corruptela. En las próximas semanas, cuando los hilos de la madeja comiencen a desenrollarse, iremos viendo qué tan sinceras eran sus posturas moralistas. O, lo que es más probable, los veremos emular a Houdini en un mágico pase para desaparecer antes de que este tsunami nauseabundo los alcance.

http://larepublica.pe/impresa/domingo/833679-jo-jo-jo-jooodebrecht

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