Mensaje sin mensaje

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César Lévano

El mensaje del Presidente Ollanta Humala no trajo novedades ni formuló grandes anuncios sobre los problemas planteados al país: Conga, la seguridad ciudadana, los embates del narcoterrorismo, la quiebra de la Educación, la crisis global.

La Academia define el mensaje como el sentido profundo que se desprende de una obra intelectual o artística. No he logrado encontrar un sentido central en el discurso presidencial. Quizá la frase que más se acerca a eso es: “Hemos empezado a sentar las bases para la gran transformación.”

De modo que en eso estamos. No se ha empezado la transformación. Apenas si se ha empezado a colocar las bases de una transformación futura.

Esa es quizá una forma de autocrítica. Explica en todo caso por qué el primer mandatario se limitó a una enumeración de obras y proyectos, y, pateando las soluciones para adelante, anunció lo que se espera para el 2016, cuando concluya su mandato. Tampoco para entonces prevé Humala ninguna gran transformación.

Algunas propuestas presidenciales son discutibles. La idea, que data de Alan García,  de que Essalud atienda a todos los peruanos solo puede agravar los problemas de la seguridad social. Hay varios problemas en el planteamiento. En primer lugar, no se puede cargar al sistema millones de pacientes, que además no cotizan. Se olvida que el seguro no es propiedad del Ejecutivo, ni siquiera de las autoridades de Essalud. En el fondo, a quienes habría que consultar sobre ese cambio es a los asegurados, que son quienes sostienen el sistema con sus aportes.

En la descripción de lo realizado en su primer año de gobierno, el Presidente mencionó programas sociales como Cunamás, Juntos, Pensión 65, las becas para estudios superiores. Todo eso está muy bien, pero es limitado y no va más allá del asistencialismo.

En el aspecto del crimen organizado hubiera sido bueno que el Mensaje se refiriera a la banda criminal que mata afiliados y dirigentes de Construcción Civil. No es su único silencio en cuanto al problema laboral.

El Mensaje prometió un proyecto de reforma constitucional que reconozca el derecho al agua de todas las personas. Esto toca a un problema crucial que ha surgido en el agro: el neolatifundismo, en el que unos pocos poseen inmensas propiedades de tierra, y, por ende, monopolizan el agua.

El acaparamiento de tierras convierte en ridícula la idea de Hernando de Soto de que la titulación es el santo remedio para defender al campesino pobre o mediano.

Después de pronunciado su discurso, el jefe del Estado reconoció en rueda de prensa que había cometido errores. No dijo cuáles. Uno muy grave fue sin duda el nombramiento de Óscar Valdés como presidente del Consejo de Ministros y otorgarle, después de muertos y desmanes, su respaldo.

http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director/mensaje-sin-mensaje_116468.html

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