Dos semanas para salvar al planeta

Isaac Bigio

Del 31 de octubre al 12 de noviembre se viene realizando en Glasgow, Escocia, la 26.ª conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). En esta convención global, la más importante de esta década, se incluye la 15.ª reunión de las partes del Protocolo de Kioto (CMP16) y la segunda reunión de las partes del Acuerdo de París (CMA3). Esta cumbre es de vital importancia para el destino de todo nuestro planeta, por lo que se puede decir con precisión que en estas dos semanas se va a decidir nuestro futuro y el de nuestras generaciones venideras. Este cónclave, inaugurado en el día de las brujas, está en la obligación de cocinar una serie de hechizos para evitar la destrucción de la Tierra.

ALERTA ROJA

El gran problema que tenemos es que el clima global viene subiendo. Cuando la temperatura sube entre 1 y 2 grados en una persona, ello conlleva a fiebres. Esta alza evidencia infecciones o males que, de no corregirse, pueden llegar hasta a la muerte. Algo similar ocurre con nuestro planeta, pues al irse calentando se derriten sus glaciares, nevados, icebergs y polos con lo cual se sube el nivel del mar (la mayoría de los peruanos y de los humanos viven en costas o tierras bajas) poniéndose en riesgo a varias ciudades e incluso países (como Tuvalu, que se viene hundiendo). El deshielo de las tundras, como las de Siberia, viene liberando metano de su subsuelo (cuyos gases son más letales y calentadores que el CO2) y también a una multitud de virus que estaban congelados en el tiempo.

La actual pandemia (y las otras que se avecinan) se alimentan de ese hecho y de que la humanidad, al entrar en zonas vírgenes naturales, viene contaminándose de nuevos microorganismos.

El calentamiento global ha generado cada vez más frecuentes y fuertes huracanes que han venido devastando al Caribe, América Central y EEUU. Los fenómenos del Niño, que tradicionalmente han causado periodos de intensa lluvia seguidos de intensa sequía desde el continente australiano hasta los Andes, se han venido incrementando en fuerza y periodicidad.

La tala indiscriminada de árboles y las concesiones hechas a empresas para deforestar la Amazonía y otras junglas a fin de dar paso a masivas plantaciones de soja, café y otros granos, para pastos de ganados, para obras de caminos o para la perforación minera o petrolera, están poniendo en riesgo a los pulmones del planeta.

De otro lado, la pesca indiscriminada y la aniquilación de un 90 % de los tiburones y muchas otras especies depredadoras marinas está generando otro efecto: ya no hay muchos peces y mariscos capaces de alimentarse de algas y organismos, los mismos que ahora se masifican y producen cada vez más CO2, con lo que desoxigenan al planeta.

El clima no va subiendo gradualmente, sino que puede hacerlo de golpes bruscos, pues a más CO2 en la atmósfera hay más posibilidades que se descongelen las capas que evitan que aflore el metano, el cual es –insistimos– un gas aún más peligroso.

Ya hemos entrado oficialmente a la sexta extinción masiva de especies desde que hace 4 mil millones de años surgió la vida en la Tierra. A diferencia de las 5 anteriores, que fueron ocasionadas por desastres naturales o impactos extraterrestres, la actual extinción es producida por una sola especie (nosotros), cuyos efectos, a la postre, pueden llevarnos a convertirnos en los siguientes dinosaurios.

ACUERDOS

Un paso adelante ha sido la participación activa de EE. UU. a través de su Presidente Joe Biden, lo que implica un giro radical ante la postura de su exmandatario Donald Trump de boicotear los acuerdos de París 2016, algo que incentivó una carrera económica con China e India, la misma que condujo a más perforaciones y a más consumo de hidrocarburos y de carbón.

Sin embargo, en Glasgow han estado ausentes los mandatarios de China, Rusia, Irán, Brasil, México, Turquía, entre otros, además de Perú. Esto es algo serio.

En el 2020 China emitió el 31 % de todo el dióxido de carbono generado por combustibles fósiles, seguido por EEUU con el 14 %, y la Unión Europea e India, cada uno con el 7 %. Estas cuatro economías representan el 59 % de las emisiones por hidrocarburos y carbón.

China viene incrementando sus emisiones de CO2 en un 4 % y solamente ha decidido llegar a una economía de carbón cero para de aquí a cuatro décadas, un lapso muy grande. Esto pese a que China es el único país que ha logrado colocar un robot en el lado oculto de la Luna donde, debido a su exposición directa al sol, hay grandes reservas de Helio 3, una gran fuente de energía no contaminante, la misma que puede ser clave del futuro.

Vladimir Putin no solamente que no ha venido sino que durante la cumbre ha decidido castigar a Europa cerrando suministros de su gas, pues no quiere que le impongan una serie de cuotas y demandas que él rechaza.

Los mandatarios del país donde nace el Amazonas (Perú) y donde este río acaba y recibe más afluyentes (Brasil) no han participado. Jair Bolsonaro siempre ha sido muy criticado por abrir varios terrenos de la Amazonía a las grandes corporaciones privadas y atacar los derechos de sus pueblos nativos. Tanto él como Trump siempre han querido sacar provecho de sus recursos para explotarlos indiscriminadamente y sin darle importancia al cambio climático.

La ausencia peruana es grave, pues Pedro Castillo, como su primer Presidente campesino, rondero y maestro rural, pudo haber hecho un importante impacto. Habiendo sido electo llamando a proteger los recursos naturales, bien debiera haber utilizado este foro para levantar la imagen del país, reunirse con otros líderes del mundo, conseguir respeto y apoyo contra maniobras golpistas, y lograr importantes acuerdos económicos favorables al Perú.

Por ejemplo, Sudáfrica va a recibir USD 8,500 millones de ayudas para acabar con una economía basada en el carbón. Otros países con similares dependencias van a conseguir otras ayudas. Chile, Polonia y Vietnam, al igual que otras economías del “primer mundo”, apuntan a dejar de emplear el carbón en la siguiente década, en tanto que otras naciones pobres tienen como techo el 2040.

Paradójicamente, el presidente boliviano Luis Arce habló en la conferencia a la cual llegó tras haberse reunido en La Paz con su homólogo peruano. En su alocución llamó a proteger al planeta sacándolo de un capitalismo salvaje para crear una economía que respete las costumbres ancestrales de los pueblos nativos y lo que ellos denominan el “buen vivir”.

Gobernantes de más de 100 países, los cuales contienen al 85 % de las selvas y bosques del planeta, han resuelto acabar con la deforestación para el 2030, incluyendo en ello a Brasil e Indonesia.

Las potencias europeas y norteamericanas han decidido que su meta es evitar que el calentamiento global exceda más del 1.5 °C (2.7 °F). Empero, Australia, China, Rusia, India, Irán y otros países claves no han suscrito el acuerdo.

El costo para adaptarse al cambio climático es 10 veces mayor que los gastos hoy involucrados. Si no se hacen cambios drásticos, el Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP) estima que si el clima se sigue calentando como ahora habrá que destinar entre 140 a 300 mil millones de dólares para poder responder a los nuevos desafíos. Y esto, solamente para los países desarrollados, sin contar a la mayoría planetaria. Para el 2050 los países en desarrollo debieran gastar por ese mismo concepto entre 280 a 500 mil millones de dólares.

ALBA VS. ALVA

Algo a destacar es que esta cumbre se desarrolla en la principal ciudad industrial de Escocia, cuyo nombre nativo en celta es Alba. Este país, pese a ser la patria de Adam Smith (el teórico de la economía libre de mercado), de estar dentro del Reino Unido, que tiene una monarquía que nunca ha dejado el poder y un Gobierno nacional conservador, y estar bajo un gobierno nacionalista de centro, tiene muchos logros que el Perú debería tener en cuenta.

En todo el Reino Unido la salud y la educación es 100 % gratuita y de alta calidad. En Inglaterra y Gales esta última incluye primaria, secundaria y bachillerato (equivalente a los 2 primeros años universitarios de otras naciones), mientras que en Escocia es libre y gratuita hasta el grado final. Además, en Escocia, a diferencia del resto de la isla británica, los medicamentos recetados por los doctores o las toallas higiénicas para las mujeres en su periodo mensual son dados sin costo alguno por parte del Estado.

Mientras en Londres el pasaje por tren, bus y metro es gratuito para los discapacitados y mayores de 60 años, en Escocia esta misma concesión se extiende para todas las vías internas de todo ese amplio país.

El gobierno escocés viene preparando ir hacia la semana laboral de cuatro días. Todas esas concesiones las hace para hacer que su mano de obra gane más y con ello pueda comprar más a los productos nacionales con lo cual buscan desarrollar el mercado interno y hacer que sus trabajadores produzcan más y mejor.

En Escocia hay leyes muy fuertes para proteger el medio ambiente, hay una fuerte oposición a mantener los submarinos nucleares (cuya base está en el mar de Glasgow) y el centrista Partido Nacional (que lleva cuatro mandatos ininterrumpidos) quiere ir a un programa aún más social y ecologista, por lo que pide un divorcio amigable ante Londres, sin renunciar a la monarquía.

Esto es un ejemplo que pudiese iluminar a un centro político peruano que se encuentra tan presionado por el fujimorismo. Alva, la presidenta del Congreso, en vez de ir en esa dirección, va en el sendero opuesto. Ella quiere mantener servicios estratégicos en manos privadas, salarios bajos, sofocar las gratificaciones y facilitar los despidos.

Para el presidente Castillo y su equipo Escocia pudo haber sido una buena escuela de cómo lograr todos esos avances teniendo un Gobierno moderado que no cuenta con mayoría parlamentaria absoluta.

Es una lástima que por todos los problemas internos que afronta el Perú este tema tan crucial no sea un eje de la discusión nacional y que el presidente no haya podido dirigirse a esta cumbre, ni siquiera mediante video. Todavía está a tiempo.

Isaac Bigio.  Politólogo, economista e historiador. Vive en el Reino Unido.

Fuente: HILDEBRANDT EN SUS TRECE N°564, del 05/11/2021  p15

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