Un contralor a su gusto

Raúl Wiener

Si quieren un contralor a su gusto, ganen pues las elecciones. Obviamente el que ha dicho esta pachotada abusiva no podía ser otro que Alan García. Y es que el hombre cree realmente que las elecciones le dieron patente de corso para burlarse de sus propias ofertas electorales y para hacer lo que le parezca con los bienes públicos, las normas y las instituciones del Estado. Lo vemos todos los días.

Pero en el caso del contralor hay algunos elementos agravantes: (a) García viene de hacer un papelón mundial con el caso de Soraya Suárez y, sin embargo, actúa pleno de soberbia, recordándonos que él gano las elecciones; (b) García y el APRA, arrastraron al ridículo a otras fuerzas políticas, que lo ayudaron precisamente a ganar ajustadamente a Humala en la segunda vuelta, y le han permitido contar con mayoría parlamentaria. Seguramente por ello, los opositores-comparsa se prestaron otra vez a visitar Palacio para entregarle nombres para contralor, que el presidente finalmente mandó al tacho, sumándole un nuevo baldón a estos desafortunados amigos.

(c) García no está nombrando a un contralor para su gobierno, sino para casi todo el tiempo que durará el siguiente, ya que la gestión es de siete años; por tanto lo que quiere hacer es imponer al próximo gobernante una persona de su confianza, que le cubra las espaldas y eventualmente le haga las cosas difíciles al nuevo presidente; (d) García sabe que estamos ante un momento particularmente crítico de desconfianza del país sobre la moralidad del régimen, y lo que menos le interesa es un contralor que investigue la gestión cumplida y que ponga los ojos sobre el empleo acelerado de recursos y concesiones con el pretexto de la crisis. Ya lo ha dicho: que las regiones sigan gastando aunque el contralor se moleste, que él se encargará de ponerlo en su sitio. Es decir, está pensando en un contralor que sea su subordinado.

(e) García sabe demasiado bien que el sector economía merece el mayor control, porque desde allí se manejan los recursos públicos; entonces: ¿puede ser casualidad que le haya pedido al ministro Carranza que le sugiera el nombre de uno de sus asesores para tomar la contraloría?; (f) ¿García se habrá preguntado sobre si los éxitos profesionales de su candidato Edmundo Beteta, no han establecido un lazo emocional demasiado intenso entre el tecnócrata y el país que le dio acogida?, ¿eso se puede considerar bueno para una función pública de primer nivel?

Cada decisión importante tiene muchos ángulos para ser analizada. Pero el presidente actual nos quiere convencer que hay una sola dimensión que vale: quién ganó las elecciones pone al contralor y los demás cargos. Dejémonos de comisiones y debates, que son puras vainas.

FUENTE:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/un-contralor-a-su-gusto_34161.html

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