Agentes extranjeros, remato

Nelson Manrique

La caída de 10 puntos en el respaldo de Alan García en Lima que registra la encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP (que sin duda debe ser bastante mayor en el interior, y que ratifica los resultados de otras encuestas), muestra cuál es el saldo inmediato de su aventura amazónica.

Pero las consecuencias de la masacre de Bagua son mucho mayores que las que puede registrar una encuesta de opinión. Se ha producido una inflexión en el escenario político que guarda una sorprendente simetría con lo sucedido durante el primer gobierno de Alan García: éste comenzó alineándose con políticas económicas a las cuales se plegó con fe de fanático precisamente cuando éstas estaban en su crisis terminal (el estatismo y la redistribución inflacionaria, durante su primer gobierno; el neoliberalismo salvaje, dándoles todo a los dueños del país y bala a los trabajadores, durante el segundo), tres años con logros que exhibir (para los sectores populares, durante el primer gobierno, y para los empresarios y las empresas multinacionales, durante el segundo), seguidos de dos años finales de crisis desatada, donde el tema de la corrupción corroyendo al Estado se convierte en el pan de cada día. El baguazo es para este gobierno lo que la estatización de la banca fue para su primer gobierno. Al menos, hasta este punto del camino, el libreto suena a la crónica de un desastre anunciado. Y sigue siendo patético hablar de “complot”, como si el gobierno no hubiera hecho suficientes méritos para cosechar lo que ha sembrado.

La encuesta de la PUCP hubiera dado peores resultados si se realizaba después de que el PJ decidiera excarcelar a Rómulo León. Otra vez se pone en evidencia cuán lejos anda el PJ de la justicia. El compañero César Vega Vega hizo lo suyo en la Corte Superior de Lima y Javier Villa Stein, el Presidente del PJ, santificó la cuchipanda. Y sólo después aparece la linda Lucianita León a demandar que se respete la autonomía del PJ, para que nadie interfiera con la liberación de su papi.

El caso León ilustra bien cómo maneja el Apra el Estado, aprovechando en este caso el efecto distractivo provocado por el circo mediático organizado en torno al presunto crimen de Abencia Meza (El Comercio, siempre tan circunspecto, terminó plegándose a la juerga). Pero la reacción que ha provocado la excarcelación muestra que se les pasó la mano. Componer el desaguisado va a ser complicado pues León no parece dispuesto a facilitarles las cosas guardando un estoico silencio, como El Padrino, Agustín Mantilla.

Ya el abogado de León, Roy Freire, le recordó a Alan García que él no debiera hablar después de haberse acogido a la prescripción de los delitos por los cuales estaba acusado, luego de su primer gobierno. Los márgenes de acción del gobierno se ven pues notablemente reducidos; Rómulo León sabe demasiado, puede comprometer a gente muy arriba, y desde el primer momento, cuando estalló el escándalo, dejó muy en claro que si se hundía no iba a hacerlo solo. Tendrán pues que enviarlo a su casita, mientras que la investigación de los petroaudios y de la interceptación telefónica siguen donde estaban hace un año y nadie da razón de las 20 toneladas de documentos robados del Ministerio de Salud, luego de que Hernán Garrido Lecca dejara el ministerio.

Así, ¿quién necesita agentes venezolanos para agitar las aguas?

FUENTE:
http://www.larepublica.pe/columna-en-construccion/08/07/2009/agentes-extranjeros-remato

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