La minería como buen o mal negocio

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Ernesto De La Jara

Hay quienes nos quieren hacer creer que la incondicionalidad frente a todo proyecto minero es lo moderno. Del otro lado están los que plantean que lo moderno es oponerse a la mina, por principio, en nombre del medio ambiente. Cuando lo verdaderamente moderno es hacer una ponderación entre lo positivo y lo negativo, caso por caso. En un platillo de la balanza hay que poner todo lo que se puede ganar (impuestos, canon, puestos de trabajo, más inversiones, etc.) y, en el otro, las pérdidas (todos los aspectos socioambientales). Solo después, el Estado debería dar luz verde o roja.

Y este ejercicio debe hacerse teniendo un especial cuidado cuando se trate de proyectos de gran envergadura o riesgosos. . Este es un primer error en que se ha incurrido en el proyecto Conga. El argumento principal a su favor ha sido que se invertirá 4,800 millones de dólares, los que dejarán un montón de plata que el Gobierno podrá usar para cumplir sus promesas de inclusión social.

El argumento no es poca cosa pero ¿cuánto de pérdidas hay que poner en el otro platillo de la balanza? ¿Es verdad que el reemplazo de las lagunas por reservorios relativizará los efectos que la población considera inevitables e irreversibles? Obviamente, la respuesta no puede basarse en el sentido común o en argumentos como “todo y todos contaminamos“, sino en un estudio técnico de alta calidad y confiable.

¿Lo ha habido? El ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, dijo que el informe de Impacto Ambiental (EIA) sobre Conga “es correcto y tiene el visto bueno del ministerio del Ambiente”. Sin embargo, el ministro del Ambiente, Ricardo Giesecke, acaba de alertar sobre los perjuicios gravísimos que ocasionaría dicho proyecto (Ver Idl-Reporteros). En cuanto a la desaparición de las lagunas, motivo principal del conflicto, dice en su informe que “transformará de manera significativa e irreversible la cabecera de cuenca, desapareciendo varios ecosistemas y fragmentando los restantes, de tal manera que los procesos, funciones, interacciones y servicios ambientales serán afectados de manera irreversible.

Agrega que “deshacernos de las lagunas y los bofedales es como meterle dinamita a los glaciales”. En otra parte afirma que “Yanacocha solo tomó en cuenta el impacto en la agricultura y la ganadería y no en el ambiente. Y hay muchas observaciones de este calibre.

4,800 millones de dólares de inversión de una parte, pero, al mismo tiempo pérdidas cuya valorización superaría enormemente dicha cantidad. ¿Conga va o no va? Allí está la diferencia de posiciones. Hay quienes creen que sí. Pero otros, que no. Por lo menos, mientras otro peritaje confiable no diga lo contrario o la empresa opte por otro camino.

Hay un segundo error en este conflicto: la actitud frente a la población de Cajamarca. No se habrá utilizado la expresión perro del hortelano, pero han seguido primando la arrogancia y el desprecio contra la población; de parte de la empresa, el Estado y gran parte de los medios. Se le ha vuelto a satanizar, al explicar todo como una manipulación de grupos radicales. Craso error, porque si los ultras, con SL incluido, tuvieran la capacidad de movilizar a todo el país en torno a estos conflictos, estaríamos más que perdidos.

Siendo un proyecto tan importante para todos, estamos todavía a tiempo de convertir a Conga en la oportunidad aprovechada. – Lo ocurrido con Carlos Tapia, a partir de sus declaraciones en ideeleradio, exige: 1) Sacar a luz todo lo de Villafuerte, controversial ex militar cercano a Humala. 2) También a Favre, persona muy cuestionada en Brasil. 3) ¿Hay o no chuponeo y seguimientos políticos? 4) Que los problemas de hoy no sirvan de cortina de humo frente al caso Chehade.

http://diario16.pe/columnista/3/ernesto-de-la-jara/1319/la-minera-a-como-buen-o-mal-negocio

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