Horror israelí en Palestina

Rodrigo Montoya Rojas 

No se trata de una guerra entre dos ejércitos pertenecientes a dos Estados.

Luego del último cese del fuego y de la marcha atrás de 40,000 soldados israelíes, las víctimas del reciente bombardeo serían cerca de 1900 fallecidos y 10,000 heridos. Los muertos israelíes no llegarían a 80, el resto es de palestinos: entre ellos, más de 400 niños.

Si el 96%  de los muertos es de palestinos y solo el 3.4% restante es de israelíes, la desigualdad es brutal: de un lado un ejército del Estado de Israel; del otro, una parte del pueblo palestino que vive, sobrevive y se refugia en Gaza, tratando de escapar de los bombardeos y pequeños grupos de combatientes palestinos de Hamas.

Hamas es el movimiento político que hace varios años ganó democráticamente las elecciones, imponiéndose a Al Fatha. Grupos de Hamas son los que disparan misiles sobre el territorio israelí.

No se trata de una guerra entre dos ejércitos pertenecientes a dos Estados.   El único Estado pleno es el de Israel con el ejército más fuerte de toda la región del medio oriente.

Desde 2012 Palestina es  reconocida por las Naciones Unidas como  “Estado observador no miembro de las Naciones Unidas”. Están frente a frente un ejército de ocupación y un pueblo que quisiera tener su Estado propio y que sobrevive en condiciones difíciles y dramáticas a la dominación israelí.

El pueblo palestino tiene en total una población de 12 millones de habitantes, de la cual casi 4’000,000 viven en el área palestina asignada por las Naciones Unidas en 1948, 1’300,000 dentro del Estado de Israel, 2’300.000 en Cisjordania, 1’400,000 en Gaza.

El resto se encuentra disperso en los Estados árabes vecinos (Jordania, Siria, Líbano, Egipto, Arabia Saudita y Qatar).  Lejos, en Chile y en Estados Unidos, viven 700.000.

Un muro construido por Israel impide que los palestinos entren en territorio israelí. Se trata de uno de los tantos muros de vergüenza en el mundo.

En  los últimos 30 días hemos visto en la televisión escenas de horror: niños carbonizados, bombardeos de escuelas, (dos de ellas de las Naciones Unidas) hospitales, fuentes de agua y de luz, que han dejado  a la Franja de Gaza en ruinas.

La narrativa que acompaña las noticias es muy simple: todo habría comenzado con el asesinato de 3 jóvenes israelíes; y que por eso Israel tendría el derecho de defenderse de los “terroristas palestinos”. Esta es la versión de Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel  y su protector Obama, el presidente norteamericano.

En sus noticias difundidas al mundo los grandes monopolios de los medios de comunicaciones dicen nada o muy poco sobre el origen del conflicto. En esta versión el pasado no existe y, peor aún, es evidente que lo mejor sería no hablar de él y esconderlo para siempre.

Pero la historia existe y conviene recordar que el Estado de Israel fue creado artificialmente en 1948 por los ingleses, franceses y norteamericanos, sirviéndose del paraguas de las Naciones Unidas.

En nombre del holocausto sufrido por los judíos en la Segunda Guerra Mundial, los dueños del mundo de entonces decidieron desvestir a un santo para vestir a otro; es decir, quitar territorio a los palestinos para ofrecérselo a los judíos que llegaban de muchos países del mundo con el viejo sueño de tener su Estado propio en nombre de una leyenda de la tierra prometida hace dos mil años.

Otra sería la historia si en ese mismo momento hubieran creado también un Estado palestino. Desde 1948 Israel ocupa territorio palestino y con cada una de las varias guerras desde entonces ha ido despojando de más y más espacios palestinos.

También es pertinente recordar a qué se llama terrorismo y cuántas variedades hay de terrorismo. Es terrorista una acción armada dirigida contra civiles inocentes. Es terrorista la persona que ordena matar a inocentes o que mata directamente, con sus manos.

Son terroristas las organizaciones políticas que atacan objetivos civiles  y son terroristas los Estados que tienen esa política, los presidentes  y  gobernantes, los jefes de partidos.

La aparente oposición “democracia israelí” versus “terrorismo palestino” no tiene sentido alguno. Es terrorista la política del Estado israelí contra el pueblo palestino, del mismo modo que los ataques de los grupos de Hamas.

Pero hay una diferencia sustantiva entre ambos casos. El terrorismo israelí no es reconocido como tal; por el contrario, es presentado como si se tratase de una política democrática. Un Estado que combate a los terroristas de Hamas con las mismas armas es  también terrorista. La paz es el camino si se tiene superioridad ética.

La dominación de Israel sobre Palestina tiene un componente religioso pero es, principalmente, una lucha por un territorio. Del lado palestino se trata de una lucha justa por su sobrevivencia, por su derecho a la vida y a tener un Estado soberano propio.

Es por eso que la condena al E·stado israelí es muy grande en el mundo.  “Es un acto criminal y un ultraje moral” ha sostenido Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas.

Es suficiente ver las imágenes de los bombardeos para darnos cuenta que se trata de un crimen de lesa humanidad que no debiera quedar impune. Ojalá sea posible castigar esos crímenes cometidos con la complicidad de los gobiernos de los estados Unidos y de la Unión Europea.

¿Tiene sentido ser neutrales cuando todo indica que el Estado israelí busca destruir al pueblo palestino? NO. En situaciones límite como esta no tiene sentido quedarse en la orilla y ver pasar los cadáveres de las víctimas.

Quienes reclaman neutralidad son voceros de la derecha, que como Aldo Mariátegui se sienten felices de que el Perú sea cola del león y esté siempre bajo la protección de Estados Unidos.


http://diariouno.pe/columna/horror-israeli-en-palestina/

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