La impostergable refundación del Perú

Róger Rumrrill

Como si fuera una maldición y un derrotismo atávico, los peruanos hemos aceptado que el Perú es el “país de las oportunidades perdidas”, económica y políticamente.

Los ciclos económicos del salitre, del guano, del caucho en el siglo XIX y principios del XX, y el auge de las materias primas y sus buenos precios en la primera década del siglo XXI deberían haber sido las bases de una economía industrial, diversificada, de una sociedad equitativa y de un Estado eficiente al servicio de las mayorías.

En vez eso, como decía el fundador de la OPEP, Juan Pablo Pérez Alfonzo, esas riquezas fueron para el Perú como el “excremento del diablo” porque enriqueció obscenamente a unos pocos, empobreció a millones, el Estado fue fagocitado por el gran capital a costa de la corrupción endémica.

También se dice que somos el país de las oportunidades políticas perdidas. Algunos autores señalan que el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero (1945-1948) y el primer mandato de Fernando Belaúnde Terry (1963-1968) fueron las ocasiones de iniciar un “auténtico republicanismo social”, de acuerdo a Jorge Basadre.

Pero además de estas oportunidades políticas perdidas, creemos que el año 2000, cuando se derrumba y colapsa la cleptocracia fujimontesinista fue el momento ideal para refundar la nación. La rebelión popular que contribuyó a la caída de la dictadura no tuvo la dirección ideológica, política, programática y unitaria para avanzar en esa refundación.

En vez de esa refundación tuvimos a Alejandro Toledo y su continuismo neoliberal y corrupto, intentando parchar con mocos y babas la crisis del sistema.

El otro momento político clave ha llegado en el año 2017. La empresa brasileña Odebrecht y sus multimillonarios sobornos a la clase política peruana, a la alta burocracia y a cierto empresariado ha desnudado las debilidades estructurales y la casi inviabilidad del sistema democrático peruano.

El asco que han provocado en la ciudadanía peruana los sobornos de Odebrecht, la rabia y la cólera que han desatado el miserabilismo moral de la clase política y de las clases dominantes que utilizan el Estado como un botín, tiene que generar una fuerza de transformación que haga realidad, por fin, la refundación de la Nación Peruana en el Bicentenario de la Independencia Nacional en el año 2021.

Donald Trump es el resultado del derrumbe del sistema democrático de EE.UU. Ocho ricos ganan más que la mitad de la humanidad. El sistema capitalista es una fábrica de pobres y el desafío para la humanidad es cambiar los paradigmas.

En el Perú ha llegado la hora. No dejemos pasar esta oportunidad histórica.

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