Que se haga justicia, caiga quien caiga

Augusto Álvarez Rodrich

La resolución del juez Richard Concepción Carhuancho, a solicitud del fiscal Domingo Pérez, que envió a prisión preventiva a la presidenta de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, constituye un hito en la historia de la lucha anticorrupción en el Perú.

A este columnista no le entusiasma hacer leña del árbol caído ni celebra desgracias de quien sea, y siente compasión por cualquier persona cuyo destino sea la cárcel, pues se trata de lugares muy duros que ponen a prueba la resistencia de la gente.

Asimismo, como se ha escrito en esta columna en situaciones parecidas, como la decisión del mismo juez que envió a la cárcel al ex presidente Ollanta Humala y a Nadine Heredia, se defiende el derecho a criticar las decisiones de un magistrado, pero se considera que las mismas deben ser acatadas como fundamento del estado de derecho en una sociedad.

¿Se justifica la prisión preventiva resuelta ayer para Keiko Fujimori por, presuntamente, integrar una organización criminal infiltrada en FP?

Habiendo seguido con detenimiento todas las sesiones, esta columna opina que el juez Concepción Carhuancho sustentó bien su decisión, pero este no es un espacio de evaluación de decisiones judiciales sino de análisis político de los hechos relevantes como, sin duda, es que vaya a la cárcel quien estuvo a un paso de ser presidenta de la República hace poco más de dos años y que controló el Congreso gracias a una votación que le otorgó una cómoda mayoría a su partido FP.

¿Qué hizo Keiko Fujimori con eso? Lo peor que pudo hacer: utilizar un tremendo poder solo para satisfacer una sed de venganza originada por una pataleta sin fin cuyo mediocre equipo no pudo controlar, en vez de ponerlo al servicio del país, lo cual hubiera ayudado mucho a que estos dos años y medio que han pasado desde que perdió la elección no sea un período perdido para el progreso del Perú, y que ella misma no hubiera dilapidado su capital político y su perspectiva electoral, acabando siendo repudiada por una población que detesta su ejercicio arrogante, prepotente e inútil del poder.

Quizá eso la gente nunca se lo perdone.

Pero no es por eso que Keiko Fujimori será procesada, sino por presuntamente integrar una organización criminal que infiltró a un partido político, lo que deberá ser decidido, finalmente, en un juicio riguroso y despolitizado, al igual que el que se le debe realizar, sin excepción, a todos los políticos sospechosos de corrupción, al margen de su ideología, caiga quien caiga.

https://larepublica.pe/politica/1348657-haga-justicia-caiga-caiga

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