Lima no es el Perú

Sigrid Bazán

El voto de estas elecciones ha sido, sin duda, un voto disconforme. No solo se ha votado en contra de partidos como Fuerza Popular o el APRA, sino que se ha apostado por rostros jóvenes y completamente nuevos.

Dentro del voto disconforme −pese a las divisiones− la izquierda sigue generando interés: Perú Libre, con Vladimir Cerrón; Juntos por el Perú, con Verónika Mendoza; y el Frente Amplio, con Marco Arana. Ninguno de los líderes de estas agrupaciones se postularon o fueron protagonistas en esta campaña congresal, sin embargo, generaron casi dos millones de votos en una elección de 21 agrupaciones políticas, lo que ya auguraba un voto bastante disperso.

Por supuesto resulta complicado hablar de ganadores o perdedores y casi imposible analizar la real representatividad de cada organización. ¿Acción Popular fue el partido más votado? Seguro que sí, pero ojo: sacó un 10% a nivel nacional. Del mismo modo, el 40% del voto para el FREPAP estuvo en Lima, pero dicho frente solo obtuvo un 8% en total.

Pese a todo, ha sido sin duda un ejercicio interesante separar las elecciones congresales de las presidenciales, sin el arrastre de un candidato a la cabeza del Ejecutivo. Ha sido interesante para recordar que Lima no es el Perú y que, aun así, hay partidos netamente limeños como el PPC o como ha demostrado ser el propio Partido Morado.

Y si Lima no es el Perú, no dejan de sorprendernos las curules que ocuparán los parlamentarios de UPP que postularon con Antauro Humala, planteando un discurso conservador, xenofóbico y violento. Un partido que le ha quitado terreno a las candidaturas progresistas, sobre todo en el centro y sur del país.

Y es por ello que la izquierda se ha jugado mucho en esta campaña. Más allá de buscar la unidad como fin en sí mismo o de tener una agenda clara, la izquierda parece haber perdido contacto con la política real. El correcto ‘know how’ o cómo hacer política fuera de la capital, hacia la gente, y dentro del movimiento o partido. La desconexión ha sido abrumadora, internamente y para con el país.

Urge una autocrítica sesuda desde este sector por recuperar el espacio (aún en disputa) cedido a los grupos más recalcitrantes y conservadores. Porque el potencial de cambio que buscaba y aún busca la gente estaba en la izquierda, porque las expectativas estaban ahí y nada de esto se pudo capitalizar.

https://larepublica.pe/politica/2020/02/02/lima-no-es-el-peru-sigrid-bazan-generacion/

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