UCV: Tesis como cancha

Alonso Zambrano

Seguirle la pista a la “maestría” fantasma de Pedro Castillo dejó al descubierto el lucrativo negocio que César Acuña montó en provincias vendiendo cartones. Aquel comercio de compraventa de cartulinas le duró al líder de Alianza para el Progreso hasta que la SUNEDU les echó cierre a los establecimientos que incumplían con los requisitos mínimos de calidad o, como fue en este caso, que operaban sin contar siquiera con licencia de funcionamiento.

“Pedro Castillo hizo la misma maestría que yo, pero empezó un año antes, acá en la sede de la UCV en Tacabamba. Los profesores venían de manera quincenal y las clases se dictaban en el coliseo de la municipalidad. (…) Al inicio ingresaban grupos de 30 alumnos, pero al final se graduaban entre 20 y 18. En ese tiempo pagábamos una mensualidad de entre 150 y 200 soles”, dice a esta publicación Almansor García Delgado, quien figura en el registro de los 151 egresados de la maestría en “Psicología Educativa de la UCV”, la misma que estudiaron el presidente y su esposa, Lilia Paredes Navarro.

“Con la constancia de estudiar la maestría te presentabas en la Ugel y tenías beneficios. Te pagaban 180 soles adicionales, más o menos. Y cuando hubo el programa de “fortalecimiento” del ministerio yo me presenté y con la maestría nos daban puntos adicionales. Había un poco más de ingreso económico. Y también servía para tener mejor puntaje para acceder a los cargos de dirección (en las escuelas)”, explica este colega del mandatario.

El profesor Almansor García cuenta que, para la ocasión, la César Vallejo arrendó un local en Tacabamba y que las clases se dictaban solo los fines de semana. Cuando le preguntamos qué cursos llevó, dijo no recordarlo.

“Cada área tenía su especialista… los principales cursos eran psicología educativa. Al inicio se llevaba investigación 1 y todo lo referente a la investigación. Había también un curso de inglés que se pagaba aparte y computación. No recuerdo bien qué otros cursos había”, cuenta.

El paisano de Castillo tampoco puede recordar los nombres de los profesores que les impartieron los cursos. Al único que recuerda es al asesor de las tesis. “Había un señor cuyo apellido era Gaitán… Merejildo Gaitán. Él estaba a cargo de todas las tesis de los alumnos. Los nombres de los otros profesores no los recuerdo bien. Pero Gaitán era quien estaba a cargo de las tesis. Recuerdo que las hicimos en pareja”, agrega. Siendo así, la César Vallejo tendría que tener en el repositorio 121 trabajos de investigación. Pero esta publicación hizo una búsqueda en los repositorios de la universidad y no hay rastro de ellos.

¿Qué beneficio obtenían los profesores de Tacabamba con los cartones de la UCV? Almansor García, quien es actualmente secretario de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenatep) en Tacabamba, explica que “la maestría servía para las designaciones o contratos que uno tenía (en los colegios)” y que “daba un peso mayor en los puntajes”.

La historia de cómo estos posgrados dictados sin ninguna supervisión llegaron hasta Tacabamba se remonta al 2010. En ese tiempo, “la UCV ofreció tener una subsede aquí en el distrito. Entonces, como había bastantes docentes, aprovechamos porque ya no íbamos a pagar cuarto o pensión para trasladarnos fuera. Nada más se pagaba el derecho de ingreso. Porque ir a estudiar fuera de los pueblos era mucho más costoso”, dice García, quien conoce a Castillo desde hace más de 15 años.

El docente asegura que de hacer los contactos con la Vallejo se encargó otro paisano de Tacabamba, Demetrio Rodríguez Vásquez. Él fue también –explica García– quien se encargó de recaudar el dinero de las pensiones. Rodríguez, además de fungir de tesorero, aprovechó la oportunidad y sacó su cartón de magíster. También figura como “compañero de estudios” de Castillo.

“Aquí sólo se dictó la maestría en Psicología Educativa porque iba acorde a lo que les solicitaron los maestros de escuela (…) Los catedráticos venían de Trujillo o Chiclayo y los enviaba la universidad cada fin de semana. Como no había clases en colegios esos días teníamos tiempo para llevar los cursos”, dice Demetrio Rodríguez al ser contactado por esta publicación.

El docente asegura que aquella maestría se puso en marcha en Tacabamba debido a la cercanía con su paisano, el empresario César Acuña, el dueño de la UCV y líder de Alianza para el Progreso.

Cuando le consultamos a Rodríguez si tenía una copia de su tesis este se negó a brindarla. Argumentó que sólo la UCV puede entregarla. “La tesis la tiene la universidad. La universidad responde respecto a todo ello. Yo no sé dónde estará mi tesis ahorita. Eso debe responderlo la universidad porque se enviaba en físico”, se defiende.

“La sustentación la hicimos aquí en Tacabamba, pero cuando tuvimos que recibir el diploma nos llamaron a la sede de Cajamarca. Ahí estaba el ingeniero César Acuña Peralta para darnos el diploma de posgrado”, recuerda Rodríguez.

La sede de Cajamarca a la que se refiere Demetrio Rodríguez era un local que operaba informalmente. Y así quedó registrado en un informe de la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu) en el 2017.

En el reporte de la SUNEDU se da cuenta de que la filial de Cajamarca operó sin contar con la anuencia del Consejo Nacional para la Autorización de Funcionamiento de Universidades (Conafu), el organismo que se encargaba de conceder los permisos a las sedes universitarias. Muchos de los empresarios de la educación que hicieron fortuna en las últimas décadas se burlaron olímpicamente del ente.


Oficio enviado por la Sunedu a la UCV en julio del 2017. Advierte que la sede Cajamarca operaba de manera informal.

“Antes de la llegada de la Sunedu se vivía tal nivel de informalidad que la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) podía hacer cualquier leguleyada para otorgar títulos. Y la Sunedu estaba amarrada de manos porque al recibir el registro de la ANR no podía rastrear las irregularidades. No había un filtro para la información registrada”, afirma Jorge Mori, exjefe de la Dirección Superior de Educación Universitaria del Ministerio de Educación entre el 2019 y el 2021.

El 31 de julio del 2013 la sede central de la UCV, en Trujillo, solicitó a la Asamblea Nacional de Rectores validar un total de 349 títulos, entre maestrías y doctorados vinculados a la educación. El posgrado con mayor cantidad de diplomas expedidos fue la maestría que cursó el presidente Castillo, “Psicología Educativa”. En total fueron 151 egresados que validaron la titulación sin ningún proceso de fiscalización. Ninguna de las tesis de este máster está disponible en el repositorio de la universidad. Así que ni siquiera es posible saber si existen.

En un comunicado oficial publicado por la UCV hace unas semanas la casa de estudios aseguró que tanto Castillo como su esposa Paredes hicieron juntos la tesis. El elaborado título que el matrimonio eligió para su investigación dice: “La equidad de género y los aprendizajes significativos del área de personal social en los estudiantes del IV ciclo de la institución educativa 10465 – Puña – Tacabamba – Chota – Cajamarca – 2011”.

La universidad asegura que Castillo y Paredes “cumplieron con todos los requisitos establecidos, de acuerdo a la normativa vigente en ese momento”. ¿Cuáles eran los requisitos en aquel momento? En la práctica, ninguno.

De hecho, las oficinas de Tacabamba donde se impartieron las maestrías también operaban sin autorización. El 14 de julio del 2017 la Sunedu envió un oficio al rector de la UCV de la sede Trujillo, Humberto Yempén Coronel, donde le informó que “la Universidad César Vallejo venía ofertando y brindando el servicio de educación superior universitaria en establecimientos que no se encontraban autorizados”. Uno de los casos más llamativos es el de Cajamarca, donde “no se acreditaba contar con resoluciones de creación, autorización y ratificación emitidas por la Universidad, Asamblea Nacional de Rectores (ANR) o el Consejo Nacional para la Autorización de Funcionamiento de las Universidades (Conafu)”.


El único documento que presentó la UCV ante la Sunedu para acreditar los estudios de maestría del presidente Castillo.

Hasta la fecha, la Sunedu no cuenta con el registro de notas ni la documentación que sustente los grados académicos obtenidos por Castillo ni el resto de sus 150 compañeros de maestría.

Desde la universidad se excusan de hacer público el texto que escribieron Castillo y su esposa. Alegan que “la tesis de maestría de los mencionados egresados (Castillo y Paredes) se encuentra en los registros de la UCV, pudiendo ser divulgada solo con la autorización de los autores, conforme a la legislación sobre derechos de autor”. César Acuña, al parecer, ha encontrado la coartada perfecta en el “derecho de autor” para salir de cualquier atolladero.

Insistimos y tratamos de obtener alguna información sobre el misterioso máster de la pareja presidencial. Para ello contactamos a Ricardo Benites, jefe de la Escuela de Posgrado de la sede central de la UCV. “No te puedo decir ninguna información (sobre la tesis de Pedro Castillo) porque eso es reservado”, dijo.

Intentamos contactar a la actual presidenta ejecutiva de la UCV, Beatriz Merino, pero nos informaron que se encontraba en el extranjero y nos derivaron a la Dirección de Comunicaciones de la universidad, donde también negaron brindar los nombres de los profesores que impartieron los cursos y las asignaturas del máster.

Fuente: HILDEBRANDT EN SUS TRECE N°579, del 25/03/2022  p9

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