El agro y los guardianes del sanctorum neoliberal

Roger Rumrrill

Como el Ministerio de Agricultura está feudalizado hace tiempo por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la mayoría de las demandas y propuestas de los hombres y mujeres del campo a través de la Convención Nacional del Agro (Conveagro) terminan en los despachos kafkianos del ministro Carranza o de sus viceministros.

En esos despachos, los funcionarios son los guardianes o sacerdotes del Sancto Sanctorum neoliberal. En una reciente reunión en la que los agricultores le plantearon la necesidad de una revisión de la política arancelaria que permitió que los monopolios y oligopolios se embolsicaran 500 millones de dólares y el agro nacional quedó a merced de los alimentos importados y subsidiados, la viceministro Marisol Guiulfo dictaminó impasible que los aranceles son intocables porque son políticas de Estado que favorecen a los consumidores, lo que en el mejor de los casos es una verdad a medias, porque los oligopolios nunca trasladaron sus menores costos a los consumidores, que siguen pagando precios especulativos por los alimentos de la canasta básica, pese a que el globo inflacionario de los productos alimenticios internacionales se desinfló hace más de un año. ¿Por qué el alanismo hace oídos sordos a las propuestas del agro nacional?

Se barajan dos hipótesis. La primera es que el gobierno de Alan García quiere dejar en la mayor indefensión al agro nacional, especialmente a la pequeña y mediana propiedad en la costa y en las zonas andino-amazónicas para que colapse y los predios sean adquiridos a precios de remate por las grandes empresas agrarias tanto nacionales como extranjeras, especialmente chilenas.

La segunda hipótesis es que para el alanismo el agro ya no tiene importancia política y electoralmente la población urbana de Lima y otras grandes ciudades le harán ganar las elecciones a su candidata favorita: Keiko Sofía Fujimori. Por eso legitima con una ley con nombre propio las invasiones de terrenos urbanos y condona a los deudores del Banco de Materiales.

Pero el alanismo y sus guardianes del Sancto Sanctorum neoliberal deberían saber que los hombres y mujeres del campo están llegando a los límites de la exasperación y, como decía uno de los líderes, en una reciente reunión de Conveagro: “Lo que hemos conseguido del Estado y los gobiernos nunca lo hemos conseguido con cartitas ni pidiendo limosnas en los ministerios. Lo hemos conseguido luchando”.

El alanismo está sembrando vientos y más temprano que tarde puede cosechar tempestades. El campo no aguanta más.

FUENTE:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/el-agro-y-los-guardianes-del-sanctorum-neoliberal_35833.html

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