La justicia de la cutra y de don Bieto

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La justicia de la cutra y de don Bieto

Augusto Álvarez Rodrich

Hoy es el día del juez peruano (nada por celebrar).

Un día como hoy de 1821, José de San Martín creó la Alta Cámara de Justicia, y 150 años después, Juan Velasco Alvarado usó la fecha para establecer ‘el día del juez’ en el Perú, pero casi cuatro décadas después hay consenso en que hay poco por celebrar.

El motivo es la antigua crisis de la justicia peruana por la confluencia de varios problemas: incompetencia, lentitud, ineficiencia, corrupción y sumisión al poder de turno, especialmente ante un gobierno como el aprista cuya relación con el Poder Judicial es, con frecuencia, de lealtad y disciplina.

Es evidente que no se puede generalizar pues hay jueces honestos, abnegados y que no se rinden ante las presiones de índole diversa. Por ejemplo, está lo sucedido en el sistema anticorrupción –donde han destacado varias juezas de gran valor– o la corte dirigida por el magistrado César San Martín que emitió la histórica sentencia a Alberto Fujimori.

Pero esas son islas de dignidad perdidas es un mar de tiburones, y las expresiones de ello saltan a la vista. En estos días, por ejemplo, el escándalo del juez que, en confluencia con la insólita decisión del jurado electoral especial, le otorga un oportunísimo arresto domiciliario al reo Luis Valdez –ex alcalde de Coronel Portillo–, acusado por narcotráfico, asesinato y lavado de activos, y que hoy pretende volver al puesto desde el que habría cometido todos esos crímenes. O los jueces que blindan con desparpajo a los miembros de la familia Sánchez Paredes que han sido acusados por lavado de activos y narcotráfico.

La lista de desatinos interesados de la justicia peruana puede ser interminable, especialmente si se agregan todos esos procesos de personas anónimas que se empantanan y que la única manera de moverlos es ‘aceitándolos’ con un billete.

La responsabilidad de este desastre radica en la sociedad en su conjunto, que ha hecho su mayor esfuerzo para impedir una reforma a fondo para contar con una justicia digna y eficiente, especialmente gracias a la participación estelar de una serie de actores donde la imagen de un cutrero eximio como ‘don Bieto’ constituye el ejemplo a imitar por varios.

Por ello, es justificado el profundo desprestigio de la justicia peruana, así como incomprensible la pretensión del presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein, de postular a la Presidencia de la República. Al margen de las cualidades personales del postulante, habría que ser muy ingenuo para pensar que la ciudadanía podría votar para poner al frente de Palacio de Gobierno a alguien que vendría de encabezar a una de las instituciones más desprestigiadas de la nación. Todavía no estamos tan locos, ¿o ya lo estamos?

http://www.larepublica.pe/claro-y-directo/04/08/2010/la-justicia-de-la-cutra-y-de-don-bieto

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