EL DÍA DE LA MADRE

Paco Muguiro Ibarra S.J.

Celebrar el día de la madre me trae sentimientos contradictorios. Por un lado es la fiesta en la que los hijos/as agradecen a sus mamás por lo que son y han sido para ellos a lo largo de su vida, y desde luego hay mucho que celebrar y mucho por qué alegrarse y estar agradecido. De ahí es que se valen las propagandas comerciales para hacer sus negocios y que quede más en un día de regalos, que no está mal que se exprese de esta manera el cariño y el agradecimiento, pero no se deberían quedar sus hijos /as en eso solamente , sino en profundizar un poco más de cómo ha siso y es la vida de su mamá, y que el amor con amor se paga todos los días del año, y todo ese amor se debería cosechar en el día de la madre y entregárselo en una flor o en un regalo. Pero si no nos hemos ocupado mayormente de ella, el que lleguemos con un regalo y un beso este día, es un poco, por no decir un mucho hipócrita. Nos podemos preguntar qué pensará esa madre en su interior, como es madre seguirá queriendo y lo pasará por alto, pero a lo mejor con dolor.


Pero muchos hijos ya son casados y van con sus esposas, que a la vez son madres de sus hijos, a celebrar ese día. Yo intento entrar en el corazón de esas mujeres y preguntarme: cómo lo estarán viviendo ellas, porque su esposo que es el hijo que va a agradecer a su mamá y a decirle que es lo más lindo y hermoso que hay en la vida, que la quiere mucho, que siempre la quiso, y que no sabe cómo agradecerle todo lo que ha hecho por él, y que le debe amor sagrado por lo que ha supuesto para él, está yendo con su esposa, la madre de sus hijos, a la cual ha maltratado física o psicológicamente alguna vez en su vida y a la cual le repite todos los días, con sus actitudes que está muy por debajo de él, y que no vale casi nada, por eso él decide lo que se hace y no se hace y en lo que se gasta y no se gasta, y que él decide a la hora que llega de la calle sin avisar, pero ella tiene que pedir permiso, para salir a la esquina, y no digamos para salir con unas amigas más allá de las 8 de la noche. Yo me pregunto cómo se puede pasar de las alabanzas sin límite a una mujer, que es su madre, a las descalificaciones de otra mujer que es la madre de sus hijos, y me cuesta explicármelo a no ser que se trate de hombres inseguros, que prefieren tener una relación de dominación frente a su pareja, en vez de disfrutar de una relación de igualdad, que es de la única manera que se puede disfrutar del amor entre humanos, cuando es entre iguales.


En El Comercio (no tengo la fecha pero sí el recorte) sale una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática y el Fondo de Población de las Naciones Unidas de Octubre del 2008, en donde se constata que un 38.1% en el área urbana y un 29.2% en el área rural, o sea un 34.5% reconoce haber maltratado a su pareja. Pero en el análisis se dice que seguramente en el campo es mayor, pero o no se ha sido sincero, o no se reconoce por maltrato, nada más que el físico, cuando se llega a los golpes. Estos datos, y las noticias que vemos y leemos en los medios sobre la violencia familiar es la que me hace vivir este día con sentimientos encontrados, y no poderlo disfrutar a pulmón lleno, porque se me viene a la memoria los sufrimientos que han tenido estas madres que hoy festejamos tanto, pero que otros hijos, que eran sus esposos les han provocado con el maltrato. Pensemos no solo en nuestra mamá, sino que hoy también es el día de la mamá de nuestros hijos.


Jaén 7 de Mayo del 2011


Agradecemos al padre Paco Muguiro por permitirnos compartir sus reflexiones.

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