Cómo dejar el poder sin perecer en el intento

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Nelson Manrique

A un mes del final de su segundo gobierno no se avizora un arco triunfal en el futuro de Alan García. Para comenzar, están las consecuencias del cúmulo de derrotas electorales que García ha propiciado. A fines del 2010 estuvo detrás del desembarco de Carlos Roca de la candidatura municipal para Lima, para apoyar a Alex Kouri contra Lourdes Flores, primero. Eliminado este, tuvo que dar un apoyo apurado a Lourdes contra Susana Villarán, cosechando la consecuente derrota, después. Se lució entonces quemando a Del Castillo para la candidatura presidencial y apoyó a Mercedes Aráoz, lo que –como es sabido– fue apenas un fugaz interludio en la comedia de errores. Luego de que Aráoz fuera quemada, a su vez, por Del Castillo, Alan apoyó sucesivamente a Castañeda Lossio, a PPK y a Keiko, siendo derrotado en todas y cada una de sus apuestas. Con la elección de Ollanta Humala quedó claro que su bravata de que puede impedir que sea presidente quien él no quiere sólo valía al interior del Apra. En el camino destruyó su partido, dejándolo con una representación parlamentaria de apenas cuatro congresistas, entre ellos uno expulsado hace un par de años, por decisión unánime de la CPA, por su vinculación con los Sánchez Paredes.

En el libreto presidencial este debiera ser un periodo de cemento y discursos. Hace unos días García anunció que piensa inaugurar 40 obras en los 30 últimos días de su mandato. Figuran en la lista el tren eléctrico, el Teatro Municipal, el Estadio Nacional y, por supuesto, el Cristo de lo Robado. El objetivo parece claro: dejar acrílico y cemento para mantener viva su memoria durante el próximo lustro y retornar el 2016 como un Castañeda Lossio con floro.

Tampoco esta parte del libreto marcha. Los congresistas Pedro Santos e Hilaria Supa han formulado graves acusaciones con relación a la remodelación del Estadio Nacional. Han denunciado al ex ministro de Educación José Antonio Chang por haber metido esta obra a través de una “fe de erratas” añadida al DU 004-2009, originalmente destinado a la restauración de 49 colegios, desnaturalizando su intención. Supa y Santos sostienen además que se ha recurrido a mecanismos fraudulentos para favorecer a empresas contratistas con precios sobrevalorados, “entre ellas DH Mont, la misma que se apropió del Aeródromo de Collique, con el respaldo del gobierno”. A esto añaden la supuesta concertación de funcionarios del IPD con las empresas contratistas para incrementar el costo de la obra en alrededor de 77 millones de soles. Según Santos y Supa, “el costo de la obra se elevó de un presupuesto inicial de 20 millones de soles a 140 millones y luego a 206 millones, cifra que no sería la final, pues de acuerdo con el propio Woodman se tiene presupuestado ya un gasto de 217 millones, y todavía no se concluyen las obras”. Esto a pesar de que según la Ley de Presupuesto en la ejecución de una obra pública no puede excederse su costo en más del 15% de lo originalmente establecido (“Sobrevaluado en 77 millones de soles”, La Primera, 25/6/11).

No son los únicos escándalos que amenazan con eclipsar los estrenos. Esta semana el ex marino Carlos Tomasio acusó a Luis Nava –el secretario de Palacio– y Jorge del Castillo de haberle ofrecido, a través de un emisario, exculparlo si acusaba a Alberto Varillas por el caso Business Track. Ha acusado, asimismo, a Alan García de dirigir la investigación sobre los ‘petroaudios’ y al ministro del Interior, Miguel Hidalgo, de manipular las pruebas.

El escenario se torna ominoso con las muertes provocadas por la represión policial en Huancavelica, Tayacaja y Puno, y la clamorosa pasividad de Alan García ante el estallido de descontento social en que ha culminado su “perro del hortelano”. El presidente anda en ceremonias por su Cristo y en las redes sociales se pide la vacancia presidencial, algo que, por supuesto, debe rechazarse por su contenido desestabilizador en plena transferencia de poder.

Ojalá no debamos lamentar más tragedias en el mes que queda.

http://www.larepublica.pe/28-06-2011/como-dejar-el-poder-sin-perecer-en-el-intento

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