Ingeniería política

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Juan Sheput

Recientes declaraciones del destacado político Javier Valle Riestra inspiran estas líneas. El exSenador ha señalado que el actual Congreso es mediocre y decadente, poniendo énfasis, de manera educada, en que no se trata de personas sino de la estructura política heredada de la constitución fujimorista. Nada más cierto. Me alegra coincidir con el exSenador.

El Perú sufre de una estructura política que ya no da para más. Al Congreso podría haber llegado lo más notable de la política local, sin embargo, a los pocos días, igual se habría contaminado por la forma como está diseñada la estructura de relaciones y funciones en nuestro sistema político.

Los signos vitales del Congreso demuestran que tenemos una entidad agonizante que tiene que recurrir al espectáculo rodante para hacerse notar y que es muy débil ante el embate de los poderes fácticos: lobbies, presión económica, delincuencia organizada –léase narcotráfico o informalidad-, medios de comunicación. Las dirigencias no conversan con las bancadas, las bancadas se sienten independientes de las dirigencias, dentro de las bancadas se manejan agendas personales, las agendas personales se someten a los encargos de los lobistas, los lobistas se sienten dueños de los congresistas, algunos medios juegan en pared con el lobby imponiendo caprichos empresariales, así hasta la degradación total de la clase política que se ahoga en una estructura diseñada para su devaluación. Urge, para la clase política, un shock de dignidad.

Hace unos años, en un evento organizado por IDEA Internacional, mencioné que se necesitaba realizar un ejercicio de ingeniería política. Modificar las estructuras de procesos, responsabilidades y funciones a partir de sendos cambios en la Ley Electoral, la Ley de Partidos Políticos y la Constitución. Los cambios aislados no servirían de mucho y, más bien, de realizarse sin una visión de conjunto harían mucho daño. Como el de la renovación por tercios de congresistas, planteamiento populista y demagógico que solo traería un periodo de convulsión permanente a nuestro país.

Sin embargo, en sentido realista, sí se puede construir una agenda de Reforma Política con planteamientos que encuentren consenso en la clase política. Como el retorno de la bicameralidad, por poner un tema gravitante. Este proyecto de reforma debe ser transmitido a la sociedad con criterio docente, sin temor a pajinazos o encuestas irreflexivas. El Senado es peligroso para el statu quo no solo porque sea una cámara reflexiva, sino porque quitaría peso a los poderes fácticos, de allí su demonización.

Claro que en el debate no faltarán quienes en lugar de ideas ridiculicen la propuesta. No importa. Se legisla para el país, pensando en su futuro, y no en la conveniencia personal. El fujimorismo, otrora defensor de la unicameralidad, tiene a más de un representante en la actualidad que sabe que este modelo ya acabó, no da para más.

La pobreza del debate, la calidad de la representación nacional, la falta de institucionalidad, la fragilidad de las bancadas, el poder de los tránsfugas o “independientes”, no son sino consecuencias de un sistema que requiere de un ejercicio de ingeniería política, con cambios contundentes en el origen de la problemática. La ingeniería política se mueve en un esquema de procesos: insumos, transformación, resultados. Tenemos los insumos: los proyectos e ideas; se pueden mejorar, transformándolos a través del debate; y los resultados serán nuevos productos e instituciones que, desde la política, se pongan al servicio del país.

Ojalá los deseos de ser un país serio no queden en retórica. Debemos asumir con madurez los cambios que el Perú necesita.

http://diario16.pe/columnista/7/juan-sheput/1174/ingenieraia-polaitica

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