Mujer tenía que ser

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César Lévano

Hace 50 años, en setiembre de 1962, apareció el libro Silent Spring (Primavera silenciosa), escrito por la bióloga estadounidense Rachel Carson. Ese texto es considerado iniciador del movimiento ambientalista mundial. Los especialistas lo clasifican como uno de los cien libros científicos más importantes del siglo XX.


El trabajo puso la puntería en el poderoso pesticida DDT, que era entonces muy popular no solo para combatir insectos dañinos en el agro, sino que también se había introducido masivamente en los hogares. Carson señaló que, junto con efectos benéficos, ese insecticida causaba daño a plantas, aves, ganado y seres humanos.


La industria química se vio afectada en su prosperidad, que le había permitido pasar de una producción de seis millones de toneladas de DDT en 1945 a 272 millones de toneladas en 1955. Los ataques contra la científica constituyen un muestrario de insultos y calumnias. Muchos la descalificaban por ser mujer, y, por tanto, poco seria.

La lectura de su obra maestra y de sus libros anteriores, por ejemplo The sea around us (El mar que nos rodea), revela hasta qué punto ella era no solo una investigadora severa, sino también una artista de la prosa. El título de su libro fundamental se había inspirado en un poema del gran poeta inglés John Keats (1795-1821), quien imaginó un jardín sin el canto de los pajarillos, en una primavera silenciosa.

Hasta los años 50 del siglo pasado, los esquimales no conocían el Cáncer. Después se encontraron trazas de plaguicidas en sus cuerpos, y con ellas el Cáncer. En décadas recientes, las parejas jóvenes padecen creciente infertilidad. Se ha producido una caída vertical del nivel de espermatozoides, y la tasa de Cáncer a la mama sube sin pausa. Ahora se sabe que la combinación de sustancias químicas en el organismo actúa como disruptor hormonal, creando hormonas artificiales. Esto altera la reproducción. Eso había descubierto Rachel Carson.

Un aporte de esa mujer extraordinaria es el señalamiento de que huellas de DDT se acumulan en los tejidos grasos, y allí se alojan para toda la vida, mejor dicho, hasta que causan la muerte. El Cáncer a las mamas y al páncreas suele ser producto de excesos de contacto con plaguicidas.

Cuando apareció El mar que nos rodea, críticos machistas alegaron que una obra tan perfecta no podía haber sido escrita por una mujer. Ella respondió: “no estoy interesada en cosas hechas por la mujer o por el varón, sino en cosas hechas por la gente”. Para redactar ese texto se había internado en el mar y, a veces, en el fondo oceánico.


Adrede he puesto un título provocador, mujerista, a esta columna. No es lugar aquí para explicarlo, pero sé que varias investigaciones fundamentales para el bien humano provienen de mujeres. Quizá porque dan el ser se interesan en cuidarlo.

http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director/mujer-tenia-que-ser_119533.html

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