La revolución necesaria


Gabriela Wiener

 
Una de las verdades de Perogrullo más usadas en el debate en torno a la obligatoriedad del servicio militar, tanto por sus defensores como por sus detractores, es que, pese a quien le pese, ahí los jóvenes tienen una oportunidad única para conocer un país de todas las sangres y de todos los bolsillos que de otro modo sería inaccesible y remoto.

A mí, sinceramente, este supuesto “lado positivo” del servicio militar obligatorio me parece una trampa. Tal vez lo que deberíamos hacer es preguntarnos por qué estamos obligados a “conocernos” y, sobre todo, a conocernos de esa manera.

La institución castrense jerarquiza por definición, reprime por método, constriñe la libertad con conceptos arcaicos de “disciplina” y en el Perú, lamentablemente, muchas veces humilla, corrompe, pervierte la naturaleza del individuo hasta volverlo un ser sin iniciativa propia o verdaderas convicciones.

¿La utopía de la feliz socialización entre peruanos puede depender de un sistema como ese? En un país menos raro, en un país donde una casa empezara a construirse desde los cimientos y no desde el tejado, ese lugar real para intentar trabajar en interculturalidad sería sin sombra de duda la escuela pública. Allí, niños y jóvenes de orígenes diversos podrían encontrarse, convivir y educarse en el respeto al otro. Y no de espaldas, como ahora, mezclándonos solo con “gente como uno”.

Mientras el Estado no sea reformado, modernizado y empiecen a gastarse las grandes, millonarias, sumas que necesitan gastarse en educación (en los sueldos de los maestros, capacitación e infraestructura), seguiremos negándonos ese lugar simbólico pero posible de la integración. La revolución que necesita el Perú es la educativa, una que sustituya de una vez la escuela“para pobres” por una educación de calidad para todos. Solo de esta manera evitaremos caer en la tentación del gueto y del cuartel.

http://www.larepublica.pe/columnistas/llamada-perdida/la-revolucion-necesaria-29-03-2013

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