El día del Padre
Ya sabemos que estos días: del Padre, de la Madre, de los Enamorados, tienen un trasfondo comercial, pero también es verdad que nos dan un motivo y un espacio para reflexionar sobre cómo vamos en el mundo con estas responsabilidades. Decíamos el Día de la Madre, que ese día del año la ponemos, como un florero, encima de la mesa y, en muchas ocasiones, los 364 restantes debajo de la mesa, por la poca importancia que le damos en las decisiones familiares, económicas sociales y por supuesto políticas. Y que ese día nos debería animar a todos a que una persona tan importante para la vida de los hijos/as como es la madre, la empezáramos a tratar con esa misma importancia los 364 días como mujer.
Se sabe en los colegios, cuando algún alumno/a va mal en la conducta y en los estudios, se pregunta primero: que ambiente vive en la casa y muchas veces ahí se encuentra la causa de las malas conductas o las pésimas calificaciones. Y sabemos, que pasa lo mismo en la vida de los adultos, cuando vemos delincuentes, nos preguntamos cómo habrá sido su infancia. Y con frecuencia nos encontramos con padres que han abandonado el hogar y por tanto con niños/as que no han sentido ni el cariño ni la protección de un padre. La cultura alcohólica que se vive en nuestros ambientes en el 90% de los casos es heredada de los padres, la cultura de la coima, de la corrupción y del vale todo, de la misma manera.
Así que somos los padres los que tenemos que cambiar. Por el contrario cuando una persona es honrada transparente y trabajadora y no engaña en el trabajo hay que ir a los ejemplos que recibió en la casa del padre y de la madre.