Chile: La desinformación del Rechazo

Daniel Espinosa

Los chilenos acaban de rechazar el borrador de la que hubiera sido su nueva Constitución, una diseñada para dejar atrás el legado de Pinochet y los “Chicago Boys”. El “No” arrasó: el 62 % de los votantes decidió rechazar el texto. La negativa del pueblo chileno, tomada como una victoria por el conservadurismo aquí y allá, también se vio afectada por las “fake news”, fenómeno del que ningún proceso político actual podría sustraerse.

Pero tampoco caigamos en la propaganda que los poderes dominantes de Occidente quieren que nos traguemos. Las “fake news” o “noticias falsas” –desinformación que suele producirse en computadoras personales o por encargo de partidos políticos, para ser transmitida por “WhatsApp” en elecciones– no pueden explicar los resultados ni el caos de los procesos políticos actuales (tampoco el rechazo chileno).

Las “fake news” siempre estuvieron ahí. Lo que revela la política actual es la insatisfacción de la gente en torno a un sistema caduco y, por suerte, herido ya de muerte: el neoliberalismo. Lo que termina de explicar la política actual –en segundo lugar– es la capacidad de la gente para expresar esta insatisfacción a través de internet y las redes sociales, de uso recientemente masificado. La popularización de nuevos medios de comunicación masiva siempre tuvo efectos tan grandes como inesperados sobre los sistemas políticos imperantes.

En muchos casos suscitaron olas democratizadoras que, como sucede hoy en día, preocuparon sobremanera al establishment. Las aristocracias tradicionales y sus asesores ven estos avances como “crisis democráticas”. Y el presente capítulo, además, sucede en Chile, “cuna” del neoliberalismo.

Como cuentan Stephen Kinzer y Stephen Schlesinger en “Bitter Fruit” –libro que relata y documenta el golpe de Estado contra Jacobo Árbenz de 1954–, la popularización de la radio tuvo un efecto claramente democratizador sobre Guatemala (tradicionalmente sometida a caudillos con aires decimonónicos):

“…mil quinientos días de guerra global… expusieron a los guatemaltecos a promesas de democracia escuchadas a través de la radio de onda corta… Las ‘Cuatro Libertades’ del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt… concientizaron a los guatemaltecos sobre las inequidades de su propia sociedad e hicieron a Roosevelt un héroe en Guatemala”.

Cuando los guatemaltecos actuaron, siguiendo este ánimo democratizador e igualitario –llevados también por un profundo descontento–, desencadenaron toda la furia de la potencia hegemónica. El destino del país centroamericano, ya marcado en el mapa político-económico de entonces, era el de fungir de república bananera y nada más. Décadas de masacres y autoritarismo militar le siguieron a esta revolución democrática en el patio trasero.

Pero Chile nunca más volverá a transitar esa ruta del siglo XX, que también conoció en carne propia. El revés en la elección constituyente chilena, lejos de desvirtuar su proceso democratizador –este que lo aleja definitivamente del legado de Pinochet–, lo confirma: la nueva Constitución chilena no será una conquista exclusiva de la izquierda, como la anterior fue de la derecha, sino que será de todos los chilenos.

DIFERENCIANDO “FAKE NEWS” DE PROPAGANDA

Aquí hacemos diferencia entre Propaganda y “noticias falsas” (fake news). La primera es la técnica o serie de técnicas mediante la cual se da forma a las actitudes y opiniones de las masas de forma sistemática y organizada, conduciendo su accionar según la voluntad del propagandista, que permanece oculto. Las “noticias falsas”, en cambio, son (solamente) una de las múltiples herramientas que la propaganda tiene a mano y usa a discreción.

En ese sentido, lo que debe estudiarse no es el serrucho, sino todo el oficio de la carpintería. Pero los carpinteros –si nos permitimos seguir con la analogía– son celosos de su arte. Solo nos han dejado ver esta herramienta y se han guardado todo lo demás. La intención es, precisamente, que pensemos que esta herramienta, las “fake news”, es todo lo que hay. Quieren que pensemos que cualquiera puede hacer Propaganda (con mayúscula). Es decir, que solo basta el serrucho: una mentira o una noticia falsa.

Al esparcir este concepto simplificado de propaganda –“fake news”–, según la cual cualquiera que tenga Internet puede practicarla efectivamente desde su casa, lo que se oculta es que, en realidad, la propaganda es el dominio casi exclusivo de las grandes potencias del mundo.

La propaganda se produce y administra en agencias estatales que albergan a docenas o cientos de funcionarios bien pagados, quienes manejan presupuestos oficiales (no siempre de conocimiento público) que llegan a los cientos o miles de millones de dólares anuales. Es una empresa basada en décadas de investigación académica y experimentación científica financiadas casi siempre por los gobiernos interesados. Al enfocarse en el trol y el activista político anónimo, el limitado concepto de “fake news” consigue invisibilizar a los verdaderos propagandistas: los gobiernos más poderosos del planeta, tanto autoritarios como “democráticos”. Esta breve explicación, lejos de pretender restarle influencia a las “noticias falsas”, lo que busca es situarlas en su lugar dentro del universo mayor de la propaganda.

MIEDO CONSERVADOR

Las olas democratizadoras del pasado también suscitaron una reacción. Ella casi siempre consistió en transformar los miedos del establishment en miedos populares a través de los medios de comunicación masiva y la prensa corporativa, justamente, de propiedad de la élite interesada.

Uno de los bulos usados por la derecha chilena en los meses previos decía que la nueva Constitución barrería con el concepto de propiedad privada. El “razonamiento” detrás sería que, al garantizarle un techo a sus ciudadanos, la nueva Constitución les quitaría sus propiedades a los ricos para dárselas a los pobres, como Robin Hood. En realidad, el derecho a la propiedad privada sí que figura en el borrador rechazado (art. 78). El político conservador Felipe Kast –sobrino de José Antonio Kast, contendor del actual presidente Gabriel Boric en las últimas elecciones presidenciales chilenas–, entre otros, difundió esta mentira a través de Twitter.

Otro blanco de las “noticias falsas” fue el asunto del Estado “plurinacional”. La propuesta del texto chileno no es nueva. Canadá, por ejemplo, es un estado “plurinacional”, lo que simplemente reconoce la convivencia de más de un pueblo o nación en un espacio común. El borrador de Constitución rechazado, a diferencia de lo que dicen las “noticias falsas” difundidas, no proponía cambios de bandera, himno o nombre para el país sureño, como alucinaban las “fake news” de naturaleza más pueril.

Voces más rancias, como la de Carlos Sánchez Berzaín, director del dudoso “Interamerican Institute for Democracy” (la Fundación Atlas es uno de sus donantes), auguran nada más y nada menos que la llegada a Chile de un infierno castrochavista: “Las asambleas constituyentes del siglo XXI en Latinoamérica son el instrumento para terminar con la democracia y la nación del país donde se imponen”, explica en un artículo para Infobae (24/7/22). La idea de que una nación pueda desear algo mejor que una Constitución impuesta en dictadura –para satisfacer los intereses de una pequeñísima élite local e internacional– le resulta intragable.

Así acaban “dos años de miedo e incertidumbre”, celebró el conservador Felipe Kast al conocer la victoria del rechazo. En rueda de prensa, Kast dijo que los proponentes del borrador para la nueva Constitución –dos años perdidos, en su opinión– son chilenos que “aborrecen (su propia) tradición, cultura y patria”. Habló de un triunfo con el que los chilenos “recuperan Chile”.

Nos recuerda en algo a las espontáneas expresiones de la primera dama de Chile cuando sucedió el estallido social, en octubre de 2019: “es como una invasión extranjera, alienígena…”. Ese es el problema: esos alienígenas siempre estuvieron ahí y, diga lo que diga Kast, son tan chilenos como él y el resto del establishment.

Fuente: HILDEBRANDT EN SUS TRECE N°602, del 09/09/2022 p14

https://www.hildebrandtensustrece.com/suscripcion/tarifa

https://www.facebook.com/semanariohildebrandtensustrece

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*