Un mundial de protestas sociales

César Zelada

Si en Brasil no existiera el fútbol, hace rato que se habría producido la revolución social”
Pelé


El 12 de Junio comienza el XX Mundial de futbol de la FIFA en Brasil (antes estuvo en Uruguay, Brasil, Chile y Argentina en 1930, 1950, 1962 y 1978 respectivamente; 10 fueron realizadas en Europa; Sudamérica ganó la copa en cuatro oportunidades : 5 con Brasil, 2 con Uruguay y 2 con Argentina), y lo que debería ser una fiesta deportiva, con una pelota inteligente de por medio, se ha convertido en un vendaval de protestas sociales contra el Mundial marcando un hito en la historia del país carioca. Y no es para menos.

“…Grupos de manifestantes rodearon el bus de la selección en el aeropuerto Tom Jobim, en Río, y lo convirtieron en un improvisado tambor, por los golpes rítmicos sobre las chapas del vehículo”, según la corresponsal de Clarín (27/5)…”. “…El Comité Popular de la Copa y las Olimpiadas de Río de Janeiro, que coordina varias de las protestas contra el Mundial Brasil 2014, denunció hoy que sólo cuatro empresas brasileñas acapararon la mayoría de contratos de obras públicas para el evento y que hay indicios de formación de cártel…”, (EFE, 06-06-14).

Y según el Comité estas serían: Andrade Gutiérrez, Odebrecht, Camargo Corrêa y OAS. A la misma vez denuncian que existirían más de 70 mil familias afectadas por la construcción de obras así como el alza de los servicios y la comida en los restaurantes. A esto hay que sumar que el presupuesto para el mundial subió inexplicablemente de $23 mil a $28 mil millones.

Y es tal el escándalo que hasta el propio Romario (mejor jugador del mundial 2014 y diputado por el partido socialista), está apoyando las protestas. “… Nuestros gobernantes tienen que entender definitivamente que a partir de ahora acabaron los días de desvíos, corrupción, robos, deshonestidad y, principalmente, falta de respeto para con nuestro pueblo…La FIFA tendrá un lucro de 4.000 millones de reales (unos 1.820 millones de dólares) y tendría que pagar impuestos por 1.000 millones de reales (unos 455 millones de dólares), pero no va a pagar nada…» (Efe, 22-06-13).

“La necesidad se expresa a través del accidente”, dijo Hegel. Y en efecto, las actuales protestas sociales que ya han aglutinado a millones son la continuación, a un nivel superior, de las movilizaciones del año pasado que comenzaron con el alza del pasaje de bus. Esta fue la chispa que prendió la ira de la población que vive en condiciones objetivas de desigualdad y exclusión social.

Y que están convergiendo en una centralización de luchas como las de los trabajadores del Metro de San Pablo (transporta 4.5 millones de personas), el Movimiento de los Sin Techo (que a diferencia de Perú movilizan decenas de miles, bloquean carreteras, ocupan edificios abandonados y tienen visión estratégica socialista), huelgas del sector público por aumento salarial (maestros, municipales, empleados, universidades). Incluso los indígenas se han sumado a las marchas contra el mundial arengando en las calles, “la copa no la quiero, quiero ese dinero para salud y educación”.

Según el censo del Instituto Brasileño de Estadística (IBGE) del 2010, el ingreso promedio mensual del 10% más rico del país es 39 veces mayor que el ingreso del 10% más pobre, y este 10% más rico tiene el 44,5% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre obtiene sólo el 1,1%. Además, e l 9,6% de la población de 15 años es analfabeta.

El propio Romario dijo, “…el dinero invertido en el Mundial habría sido suficiente para construir 8.000 nuevas escuelas y hasta 28.000 canchas deportivas en todo el país…”.

Se publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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