Las elecciones y el carnaval


Eduardo González Viaña

El hermano mayor ya ha usado de todos los medios periodísticos para meter en la cabeza y el corazón de los votantes del nombre de los elegidos.

Acabo de llegar a Lima, y no termino de encontrar los retratos gigantes y bien maquillados de los candidatos. A veces salen acompañados por corsos con globos y serpentinas así como de canciones que profetizan su victoria y una era muy próspera para la ciudad… y supongo que también para quienes invirtieron en las serpentinas y las gigantografías.

Pienso que ya se sabe quiénes van a ganar y que las elecciones son casi prescindibles. Un mundo feliz -un libro publicado en 1932- puede decirnos lo que ocurrirá.

Según la novela de George Orwell, en 1984, los habitantes del planeta íbamos a ser gobernados por una dictadura mundial, semejante a la de Stalin, que nos impondría una forma de vida regimentada e infeliz. 30 años después, sabemos eso no ha ocurrido.

La novela de Orwell fue publicada en 1949, pero antes, en 1932, había aparecido otra profecía, la contenida en el libro Un mundo feliz, de Aldous Huxley.

Existen diferencias entre las dos profecías.

(1) Mientras Orwell pensaba que en el futuro que hoy vivimos se prohibirían los libros, Huxley temía que no hubiera motivo para ello puesto que en nuestro tiempo a muy pocos les interesaría la lectura.

(2) Por otro lado, Orwell avizoraba un tiempo en que se nos privaría de la información, en tanto que Huxley decía que se nos iba a ofrecer tanta información que no sabríamos qué hacer con ella y quedaríamos reducidos a la pasividad y al autismo.

(3) Según 1984, la verdad nos sería ocultada. De acuerdo con la otra novela, la verdad se ahogaría en un mar de irrelevancia.

(4) En la obra de Orwell, la nuestra sería una cultura prisionera. En la de Huxley, una cultura trivial, con todas las mentes concentradas en un universal talk-show.

¿Orwell o Huxley? ¿Cuál de los dos profetas acertó? ¿El que temía la instauración de una dictadura cargada de terror, o el que anticipaba una tiranía de la trivialidad?

En 2014, o sea ya en pleno siglo XXI, parece evidente que el tercer milenio se ha inaugurado con un “despotismo feliz” pero no por feliz menos destructor de la condición humana y del destino de nuestra especie.

En la era de la información que vivimos, el hermano mayor nos vende cada día a precio más barato una pantalla más grande que terminará por rodearnos. El hermano mayor selecciona los traseros que aparecerán en el quiosco de periódicos para hacernos olvidar la corrupción y predicar entre nosotros el apoliticismo y la frialdad. El hermano mayor ha logrado que nuestros hijos no entiendan la diferencia entre la izquierda y la derecha y, por fin, los ha dotado de teléfonos con los cuales puedes abstraerse de una conversación con otros seres humanos y moverse por el mundo como una suerte de chimpancés con celulares.

El hermano mayor no ha inventado un destino y un sistema. En las elecciones pasadas, votamos contra el sistema neoliberal, pero de todas maneras, se nos lo impuso.

Ahora, se elige administradores de la ciudad, el hermano mayor ya ha usado de todos los medios periodísticos para meter en la cabeza y el corazón de los votantes del nombre de los elegidos. De esta forma, no elegiremos nada. O tal vez elegiremos entre sí o sí. Las encuestas anticipan quién ganará en Lima. De todas maneras, como peruano terco que soy, votaré por la perdedora Susana Villarán.

Se espera que también sea así en las elecciones presidenciales. Más aún, los partidos están interesados en acabar con el voto preferencial porque desean ser ellos quienes de verdad elijan. O sea, las cúpulas en Lima, venderán los primeros lugares de la lista- y no los ciudadanos comunes quienes soñarán que eligen y participarán del carnaval. ¡Carnaval, carnaval!

http://diariouno.pe/columna/las-elecciones-y-el-carnaval/

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*