El origen del mal

Teresa Tovar Samanez

Se ha aprobado una nueva ley que sanciona el feminicidio y la violencia contra las mujeres. Pese a estar penado, el feminicidio se sigue cometiendo porque los homicidas se libran de la cárcel con un par de argucias legales. La nueva ley dispone que los agresores de mujeres estén en prisión en menos de 72 horas. Ojalá. Casi al día siguiente una mujer murió acuchillada en Lima. Según el Ministerio de la Mujer ya van 55 casos de feminicidio este año.

Este cuento de terror no acabará porque se asume solo al final y no desde el principio. ¿Por qué se asesina a las mujeres con casi total impunidad en pleno siglo XXI? El origen de la violencia contra las mujeres es la discriminación profunda contra ellas en todos los espacios sociales.

EL ORIGEN: “¡Qué bien, estás aprendiendo a sufrir!” (elogio a niña cusqueña que se cortó el dedo pelando papas, 2006). “Siempre hay acoso a la mujer en Lima y provincias, nos dicen cosas horribles, es una cadena que no acaba nunca, sucede en la calle, en la escuela, en todas partes”. “Casi nunca nos sentimos seguras en el colegio…no nos sentimos bien como nos tratan. Ningún varón se salva, todos nos insultan, nos empujan y nos meten la mano”, “nos hacen pensar que las mujeres somos como una basura”, “el profesor alza la falda de las estudiantes, los profesores acosan y amenazan a las alumnas con desaprobarlas” (testimonios de niñas, Red Florecer, 2014).

EL FINAL: “Pensé quizás voy a morir, me va a matar ¿y mis hijos qué será?”, “de repente así mareado viene, me mata cualquiera cosa… tengo miedo”, “¿acaso te voy a dejar en paz, conchetumadre, en la noche con dinamita por todo lado, hijo y todo vas a morir, eso también me dice” (testimonios de mujeres ayacuchanas recogidos por brillante tesis de Karla Zafra, PUCP 2015).

Los responsables de educación nos dicen campantes que ya no hay discriminación de género porque las cifras de matrícula de niños y niñas son similares. ¿Es que de repente los niños se vuelven locos cuando llegan a la mayoría de edad y entonces golpean y matan mujeres? Obviamente no. La violencia contra las mujeres se cultiva y/o permite en la familia, la calle y la escuela.

La escuela tiene parte de responsabilidad en los feminicidios porque no encara la violencia contra las niñas. Tiene culpa porque su propuesta pedagógica es aséptica y anodina frente a este problema. El sistema educativo comete delito cuando no forma a los maestros en el enfoque de igualdad de género, cuando pasa por alto las burlas contra la sexualidad femenina y cuando ofrece un currículo que casi no menciona la discriminación que sufren las niñas. Ningún ejemplo de las rutas de aprendizaje la alude o muestra, pero la ruta de violencia contra niñas y mujeres continúa su curso y explota con sangre en nuestra sociedad “moderna”.

El MINEDU debe dejar de suponer que niñas y niños estudian en iguales condiciones y erradicar de raíz la discriminación y la violencia física y psicológica que impregnan toda la trayectoria escolar de las niñas.

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