El nuevo fujimorato
Gustavo Faverón
Lo más gracioso de las reacciones ante las declaraciones de Keiko Fujimori en Harvard sobre el valor positivo de la Comisión de la Verdad no es que se quieran ver como un viraje al centro, sino que haya expectativa por ver cómo se traducirá eso en un cambio genuino. Yo les diré cómo se traducirá: se traducirá en el fujimorismo de siempre, porque ese supuesto viraje es la típica triquiñuela fujimorista, en especial cuando el cambio de discurso tiene que ver con los derechos humanos.
Las declaraciones de Keiko Fujimori no son nuevas. Ya las hizo el 2011, curiosamente también en una campaña electoral en la que, como ahora, le convenía asumir esa postura (también se declaró de centro-izquierda). Es parte del juego por el cual el fujimorismo hace de los derechos humanos un instrumento para la amnesia, la amnistía de los criminales, el pedido de excarcelación de Alberto Fujimori, el olvido de los delitos de la dictadura, etc. En relación con la CVR, consiste en decir que todos los diagnósticos de la comisión fueron un acierto pero que todas sus conclusiones y recomendaciones deben dejarse de lado. La implementación de esa política ha tenido momentos escandalosos, como cuando se puso en manos de Martha Chávez la Comisión de Derechos Humanos del Congreso.
Todos los hitos del fujimorismo están conectados con mentiras: la partida de nacimiento; el antishock; la captura de Guzmán como producto de un supuesto trabajo de inteligencia de Fujimori y Montesinos; las campañas de la prensa chicha; la falsificación de firmas; el fraude electoral; el engaño a miles de mujeres esterilizadas contra su voluntad; la persecución de Fujimori a Montesinos por las calles de Lima (mientras le daba millones de dólares para escapar). Todas esas son mentiras que Keiko Fujimori repite hasta hoy, junto a esta última, que no es sino un intento de sistematizarlas y lavarles la cara. No importaría que muchos quieran tragarse el cuento de no ser porque al hacerlo nos condenan a un nuevo fujimorato.
