Perú: Las imágenes del desastre

Nelson Manrique

Los grandes momentos –alegres o tristes, trágicos o gloriosos– suelen imprimirse en nuestra memoria a través de imágenes que condensan la esencia de lo mejor o lo peor estos eventos extraordinarios.

Seguramente la que permanecerá como la condensación de lo mejor en estos momentos de catástrofe es la imagen, que ya ha dado la vuelta al mundo, de Evangelina Chamorro, arrastrada 3 km por el huaico, cuatro veces asomándose sobre el barro que la ahogaba, luchando con fiereza contra la muerte como solo una madre puede hacerlo, para emerger finalmente, milagrosamente, caminando sobre ese magma de lodo y palos que intentaba tragársela.

Hay asimismo grandes imágenes inspiradoras que testimonian las incontables acciones de solidaridad que la tragedia ha desencadenado. La gente acudiendo a los centros de acopio para donar lo que le es posible. Las brigadas de jóvenes voluntarios desplegando su entusiasmo para hacer llegar la ayuda a los hermanos en desgracia.

Las reparadoras imágenes de soldados y policías desplegando empatía, valor y heroísmo en el rescate y la atención de las víctimas. El heroísmo cotidiano de esa incontable legión de trabajadores que despliegan toda su energía para afrontar el desastre, tratando de contener su efecto destructivo, de recuperar lo que puede recuperarse en momentos como este y de contribuir a que los servicios (especialmente la provisión de agua) puedan retornar allí donde se han interrumpido.

Hay también imágenes verbales impresas en las redes sociales, como esas crónicas que con simpatía y humor narran los diálogos y las vicisitudes de las colas para proveerse de agua, o esos apuntes risueños de quienes han vuelto a evocar con nostalgia la infancia que les tocó vivir bajo el primer gobierno de Alan García. El mejor, para mi gusto, es ese que nos invita a agradecer a este visionario que en los años 80 se preocupó de prepararnos para enfrentar desastres como el presente.

Lo peor de estos tiempos tiene también imágenes inmortales. El desplome, no caída (administración Castañeda dixit) del puente Solidaridad, una de las obras estelares del alcalde Luis Castañeda Lossio, que dio lugar a un excelente comentario técnico en las redes sociales: “Confirmado, la pintura amarilla no refuerza los puentes”. Llegará el momento de evaluar las causas de la caída. Pero (los momentos de crisis suelen sacar a la superficie cosas que en los tiempos normales suelen permanecer escondidos) la caída del puente Solidaridad se ha constituido en apenas la punta del iceberg de lo que debe caracterizarse como negligencia criminal en el manejo de la municipalidad limeña.

Ahora sabemos que los recursos destinados a las obras para prevención de desastres se han utilizado casi totalmente en la destrucción paisajística de la Costa Verde, con la construcción de esas pasarelas de cemento y hierro, pintadas de amarillo, que nadie utiliza, pero bloquean con eficiencia envidiable la mirada al mar de lo que alguna vez fue uno de los litorales más bellos de la costa del Pacífico. Castañeda es ahora un tímido vampiro que huye de la luz y la prensa y sale solo de noche, clandestina y furtivamente, para sacarse fotos, “supervisando el avance de las obras”.

Se disputan el primer puesto en el concurso de oportunismo político elevado al nivel de infamia las frazadas para damnificados con el logo “Keiko” y el camión cisterna decorado en letras gigantes con la palabra “Becerril” (voto por este último).

Hay, por último, las imágenes que intentan desencadenar un escenario de catástrofe social. Ya la policía detuvo a uno de los troles que instigaba a saquear establecimientos comerciales. Para soliviantar a la población se recurrió a propalar noticias falsas, utilizando fotografías de saqueos en Argentina y otros lugares. Las investigaciones apuntan a que se trata de un operativo psicosocial concertado, implementado por una veintena de delincuentes. Esta misma mañana me llegó vía mensajería un texto profesionalmente elaborado, imitando el logo de un conocido canal de televisión, anunciando que se iba a producir, “sí o sí”, un desastre natural que superaría a los que estamos viviendo. Por supuesto no voy a prestarme a hacerlo circular.

Debe investigarse quiénes están detrás de estas movidas desestabilizadoras y qué escenario político intentan construir. Qué hacen personajes públicos como el ex parlamentario fujimorista Pedro Spadaro haciendo circular el tipo de rumores destinados a crear alarma, con el argumento de que lo hace “en condicional”.

Las grandes crisis sacan a la superficie lo mejor y lo peor de la gente. De nosotros depende que se imponga lo mejor.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/857989-las-imagenes-del-desastre

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