Carlos Oliva: más de lo mismo

Pedro Francke

No cabe esperar cambio en la política económica con el nuevo ministro Carlos Oliva.

Oliva ya ha sido viceministro de hacienda varios años, del 2011 al 2015. En estos años el ministro Luis Miguel Castilla dominaba las políticas del gobierno, habiendo convencido a la pareja Humala-Heredia, cuyas hijas estudiaban en el mismo colegio que las suyas, de continuar con la política neoliberal implantada por Fujimori.

Castilla había sido, por cierto, viceministro de economía en el gobierno de Alan García, cuando el ministro era Luis Carranza, de tal manera que la señal de continuismo era más clara que el agua, confirmada además cuando Humala ratificó en el cargo al presidente del BCR nombrado por Alan García, el pepecista Julio Velarde (quien sigue hasta ahora en el cargo, habiendo también sido ratificado por PPK y los votos de Keiko en el Congreso).

Como para cerrar el círculo de amistades, Luis Carranza y David Tuesta han trabajado juntos varios años y se sabe que quien recomendó a Tuesta al cargo, fue Carranza. El continuismo no es solo de la política sino del mismo estrecho círculo de economistas vinculados a los bancos trasnacionales.

Durante la pasada gestión de Carlos Oliva en el MEF, salieron los paquetazos antiambientales de Castilla para favorecer a mineras y petroleras, se frenó la aplicación del etiquetado octogonal a la comida chatarra, se rebajó el impuesto a las ganancias de las grandes empresas, se mantuvieron las exoneraciones tributarias y se redujo la inversión pública. La política neoliberal de dar beneficios adicionales a las megaempresas y ultraricos bajo el pretexto de que así invertirían más se aplicó a todo trapo en ese periodo, sin que la inversión privada dejara de caer y con resultados negativos para la economía nacional. En otras palabras, con Humala tuvimos un fuerte frenazo económico y de la creación de empleos, caída de la recaudación tributaria y de la inversión pública, gracias a una política económica en la que Carlos Oliva jugó un importante rol.

No olvidemos, por cierto, que en este tiempo también salieron contratos bastante cuestionables para beneficiar a Odebrecht y sus socias, mientras Carlos Oliva como viceministro de hacienda era el responsable de todo el manejo presupuestal en esos años. De que Carlos Oliva tiene experiencia, la tiene. Solo que sus resultados no fueron buenos. Ni siquiera medianos o mediocres. Fueron clarísimamente malos.

Tras el cambio ministerial, el presidente Vizcarra ha dicho que “hay una ratificación de la política económica”. Increíblemente, parece no percatarse que la principal causa de que su popularidad caiga como plomo y las protestas se multipliquen, es precisamente esa mala política económica y la aplicación de más impuestos que recaen sobre el pueblo, como el de los combustibles.

Mientras tanto bancos, seguros y universidades-negocio siguen exoneradas, las mineras reciben 6,000 millones de soles anuales de devoluciones y la comida chatarra sigue circulando sin advertencias pese a que nuevas estadísticas muestran que la obesidad ha aumentado otros 2,5 por ciento, es decir, unos 600 mil peruanos más son obesos. Es bastante evidente que hay cambios que deben hacerse. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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