Una satisfacción que no es constitucional

Jorge Bruce

Hemos aprendido mucho estos días sobre interpretación de la Constitución que nos rige. No obstante, los escenarios posibles no son ineluctables, pues ni los especialistas se ponen de acuerdo. En particular porque muchos de ellos son “cuellos blancos” y hacen decir a la Carta Magna lo que necesitan escuchar. Aún así, lo que nadie puede arrebatarnos es una profunda satisfacción de ver desestabilizados a quienes se han aprovechado de los privilegios que les adjudica el haber sido elegidos, para encubrir el delito de propios y extraños. Desde Donayre hasta Becerril, desde Bartra hasta Mulder, los congresistas del fujimorismo y el aprismo han ultrajado, una y otra vez, esa misma Constitución para encubrir a sus secuaces, a sí mismos.

Secuaces que, demás está decirlo, son piezas del mecanismo de corrupción que gangrena nuestra sociedad. Es lo que Octavio Paz llama la edad del fango.

Protegidos por esa inmunidad que funciona como una patente de corso, se han mofado sin tregua de la ciudadanía. Que estaba harta y se sentía indefensa. Nuestro único recurso estaba en manos del Ejecutivo cuya pasividad se estaba ganando un repudio peligroso, el cual se reflejaba en las encuestas, como era de esperarse.

Por eso la reacción, aunque tardía, del presidente Vizcarra y el premier Del Solar ha sido recibida con alivio y beneplácito. No es seguro que nos lleve adonde muchos quisiéramos: erradicar a esa gavilla que se ha enquistado en el Congreso, arrastrándolo a extremos de mediocridad y corrupción desesperantes. E incluso, que quienes tengan cuentas pendientes con la justicia las enfrenten y no puedan seguir ocultándose a nuestras expensas.

Pero la satisfacción de verlos jaqueados, como coinciden César Hildebrandt y Rosa María Palacios, nadie nos la puede arrebatar. Acaso no sea jaque mate, como dicen ambos, pero jaque sin duda es. Esa satisfacción de ver a los abusivos asustados y haciendo interpretaciones descabelladas como la de la cúpula aprista, recurriendo a sus aliados como el Presidente del Tribunal Constitucional, no está inscrita en la Constitución. Pero no por ello es menos saludable ni esperanzadora. El dilema de las mafias es que si paran, mueren. Pero si no lo hacen, se arriesgan. El paso de blindar a Chávarry puede haber sido el que los precipitaba en el abismo.

https://larepublica.pe/politica/1480974-jorge-bruce-factor-humano-satisfaccion-constitucional

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