Género, pobreza y machismo

Sigrid Bazán

Este viene siendo un año de tragedias. Alrededor de 464 menores han sido víctimas de violación sexual en apenas un mes. Once menores desaparecen al día y el 72% de víctimas de trata de personas son mujeres y niñas. Hay 450 adolescentes internados en centros juveniles de nuestro país por violación sexual.

Estos delitos afectan a niñas y mujeres, en particular, a las más pobres. Seamos sinceros, la suerte de tres pequeñas que se quedan solas en su casa en el distrito de Independencia no es la misma que la de aquellas que podrían quedarse solas por unas horas en San Isidro o Miraflores.

En ese sentido, el caso de Camilita, vejada y asesinada por un adolescente de 15 años, ha sido emblemático como representación del peligro al que muchas menores están expuestas, como muestra de la realidad en un país de tanta desigualdad y pobreza.

La pobreza multidimensional (precariedad laboral, mala o ninguna educación, un sistema de salud y de seguridad social bastante deteriorado…) se suma a otras variables que aumentan el riesgo de delitos de violencia sexual, en particular, contra las niñas. Pero hay que incidir en que todos estos factores NO son culpa de la mamá. Que haya un muchacho capaz de semejante atrocidad deambulando durante la madrugada NO es culpa de la mamá.

Lo que sí podemos preguntarnos es por qué tan pocas personas se preguntaron por el papá de la menor. Por qué nadie cuestiona de la misma manera el hecho de dejar a los hijos cuando nada trágico ocurre. Y es que hemos normalizado el machismo que imagina a una madre abnegada, que no comete errores pese a estar sola en su tarea parental, que se dedica exclusivamente al cuidado de los chicos y de la casa, que no tiene vida propia y que por ende es absoluta y totalmente responsable de todo. Ese yugo va más pesado cuando se está en medio de la pobreza y la indolencia del Estado.

Es este el machismo que día a día se cobra muchísimas vidas. Esta lógica que busca tumbar cualquier espíritu luchador y que agrede a las mujeres una, dos, tres veces más, día a día. El machismo que hace que llevemos múltiples heridas, físicas o psicológicas, en silencio, con la procesión por dentro. Pero hay que ser fuertes, hay que resistir.

https://larepublica.pe/sociedad/2020/03/08/genero-pobreza-y-machismo-sigrid-bazan-generacion/

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