El “democrata” Cateriano
Hugo Rosas
Respondiendo a los cuestionamientos a la designación de Martín Ruggiero, en la cartera de Trabajo, en entrevista concedida al diario La República el flamante Primer Ministro expone el “pensamiento” Cateriano, subversivo en el plano constitucional y en el ámbito de las relaciones laborales:
“Si hay un conflicto entre empresa y trabajadores se debe preferir lo que convenga al Estado en base a criterios técnicos y jurídicos y esa es una buena señal para el inversionista nacional y extranjero ……).
Hasta hoy nadie se había atrevido a sostener que el interés del Estado estaba por encima del interés de la persona humana, sino más bien a la inversa:
“La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. (Art. 1 de la Constitución de 1993).
El primer ministro Cateriano no aboga de la primacía del Estado en abstracto, sino de un Estado cuyo orden de prioridades es dar “buenas señales” para el inversionista nacional y extranjero.
Propio de un demócrata hubiera sido que la respuesta se alinee en la perspectiva del artículo 23 de la Constitución desarrollado por el Tribunal Constitucional en estos términos:
“La relación laboral se caracteriza en sí misma por la desigualdad, lo que hace que el empleador devenga en la parte “fuerte” e “imponente” y el trabajador en la parte “débil” e “impotente”.
“Para hacer frente a ello se afirman los principios protectores o de igualación compensatoria, por el cual, reconociéndose la existencia asimétrica de la relación laboral, se promueve por la vía constitucional y legal la búsqueda de un equilibrio entre los sujetos de la misma”. (Sentencia T.C. Exp. 008.2005.AI/TC)
Eso es, a no dudarlo, esperar mucho del demócrata Cateriano, del constitucionalista Cateriano, ubicado, motu proprio, por debajo de los estándares jurídicos del fujimorismo.
Eso explica la designación como Ministro de Trabajo del “joven viejo” socio del Estudio Jurídico Payet, Rey Cauvi y Pérez que tiene entre sus clientes a CREDICORP de Dionicio Romero, el mismo que aportó 3 millones 650 mil dólares a la campaña Keiko Fujimori.
