Gloria imperecedera a la Comuna de París en su 150 aniversario

Atilio A. Boron

El primer gobierno obrero de la historia: supresión del Ejército, sufragio universal, revocación de los mandatos, funcionariado remunerado con sueldos equivalentes a los de los obreros, separación Iglesia-Estado, educación laica, legislación laboral de avanzada, internacionalismo, fraternidad, solidaridad.

¡Durante 72 días el poder descansó en manos del pueblo! Fue demasiado para la burguesía francesa y para los invasores alemanes de Otto von Bismarck, que habían derrotado y humillado a las tropas del Segundo Imperio Francés, con Louis Bonaparte a la cabeza. La lucha de clases, la necesidad de borrar de la faz de la tierra el recuerdo heroico de la Comuna pudo más que las centenarias rivalidades nacionales entre franceses y alemanes y los hermanó para aplastar la insolente rebeldía de París. Ambos se acababan de enfrentar en la Guerra Franco-Prusiana pero unieron fuerzas para reprimir y escarmentar a las parisinas y los parisinos insurrectos. La inevitable derrota militar de la Comuna fue el preámbulo de una masacre de proporciones aterradoras: se desató una feroz cacería que culminó con 17.000 hombres y mujeres ejecutados, sin mediar proceso judicial alguno y enviando a la muerte a quien fuera, hombre, mujeres, adolescentes capturados como fieras salvajes en las calles de París; 40.000 prisioneros cayeron en manos del Ejército, muchos de los cuales luego serían fusilados y unos pocos deportados. Y así se restauró “el orden”, es decir, la dictadura burguesa bajo una farsa republicana.

Lección para jamás olvidar: la derecha será implacable contra cualquier gobierno que intente alterar el orden social existente y las relaciones de poder. Aunque lo intente gradual y moderadamente, jugando dentro de las propias instituciones de la “democracia capitalista.”. Eso fue así ayer, lo es hoy y lo será mañana: diría que es una ley histórica. No sólo en Francia, sino en cualquier lugar del mundo. Y especialmente en Latinoamérica, como es bien sabido (o debería ser bien sabido) en donde el carácter brutal y sanguinario de la derecha, potenciada por los nefastos influjos del imperialismo norteamericano se puso de manifiesto en todos nuestros países a lo largo de la historia. No hay uno sólo del que pueda decirse que estuvo a salvo de la barbarie represiva de la derecha.

Parafraseando la advertencia del Che sobre el imperialismo norteamericano: “¡a la derecha no se le puede creer ni un tantito así, nada!”

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