Perú: El lápiz y la picana

Eloy Jáuregui

Y en la recta final de estas agobiantes elecciones, el Perú se encuentra dividido entre un humilde lápiz y una picana –la vara eléctrica para la tortura que se utilizaba en el Pentagonito–. Estamos cortados entre el triunfo económico individual y el desarrollo económico de una sociedad de apestados y desplazados. Esa sajadura que se hizo cruelmente evidente con la pandemia, los que tienen poder y dinero y los que no tienen ni salud, ni empleo, ni educación, ni vivienda.

Entre el país del modelo liberal con sus gramáticas de seducción ordenado por los ricos que compran a medio mundo y sobre todo a los medios, y la turba de miserables que vive en los cerros. Sí, aquellos que gozan sin querer de las virtudes de la ignorancia y que no distinguen entre una institución política de una organización criminal. Y ese tajo, del que escribía Mariátegui, del devenir “escindido” desde la conquista española, tiene su prolongación en la estructura feudal de la república y que se llamó gamonalismo latifundista y hasta nuestros días de la Confiep y el ‘Club de la Construcción’.

Esta herida recorre el cuerpo de nuestro malnutrido sistema democrático y nos divide a todos. Desde los intolerantes hasta los fanáticos. Los de la cofradía y los del Vaso de Leche. Y esa cultura del tajo no nos deja comprender que otros ciudadanos no son como uno es. Que vivimos diferentes, con otra ética, con otros principios. Si pues, los de las culturas distintas, los de las lenguas y sueños diferentes, pero que también somos peruanos.

Y desde 1990 Alberto Fujimori y su familia se instalaron en el poder con lo más granado del lumpenaje político y el plan sigue. Y de pronto los analistas, los estadistas, los economistas, los politólogos se olvidan de estos últimos años y aplauden el método de los Fujimori y se omiten la perfección que se usó en el robo y la corrupción. Y se les pasa por alto los crímenes de lesa humanidad y de cuando esterilizaban a cientos de mujeres y torturaban a estudiantes y tomaban las universidades y asaltaban el Estado para controlar a la prensa, al Poder Judicial, la Fiscalía, el TC, las FFAA, la Policía, el Congreso.

Damas y caballeros, ese es el plan y esa es la derecha que lo apoya, la DBA, pícara y salerosa y también la del “táper”. Y tengo que denunciarlo aunque me hubiera gustado escribir sobre mi Janick Maceta. Pero ese es el plan de la picana contra el lápiz. Y me encebollo y me sale espuma.

https://larepublica.pe/opinion/2021/05/18/el-lapiz-y-la-picana-por-eloy-jauregui/

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