Perú: El país del nunca jamás

Eloy Jáuregui

Frente a un pollo, calato, colgado con su nuevo precio en el mercado de Santa Beatriz, quedo peor que Chris Rock luego del sopapo de Will Smith. S/ 11,50 reza en el letrero. Y recuerdo aquellas horas en los tiempos del primer Alan García cuando la inflación flageló a los peruanos. Por eso mis hijos pertenecen a la llamada Generación Leche Enci y escaseaban todos los productos para el hogar, como ahora cuando la canasta familiar ha subido entre 1,5% y el 30,8%.

El paro de los transportistas de carga pesada por los combustibles y el consiguiente bloqueo de carreteras es una de las causas, pero las mafias y la especulación es el origen de la crisis que ni el propio Gareca es capaz de salvarnos, aunque en este plan, y si el Perú se clasifica al Mundial de Qatar, nadie sabe cuánto costarán el pan ciabatta o el kilo de papas tomasa en noviembre. El libre mercado hace que la economía se mueva como un mar encrespado y los porcentajes del índice de precios al consumidor es una combi con un conductor borracho.

No creo en los economistas, ya lo dije, mucho menos en la clase política. Pero leo una entrevista al flamante presidente de Chile, Gabriel Boric, y lo primero que me llama la atención es su sentencia: “Queremos dejar atrás al Estado neoliberal”. Y con claridad explica que a su gobierno le interesa poder construir un Estado que garantice derechos sociales universales. Y que vaya dejando atrás la lógica neoliberal en la que cada uno se salva como puede.

Boric no es Pedro Castillo, por ello tiene una visión integral de la realidad chilena. Dice que va a cimentar una sociedad más cohesionada, que en materia de salud va a construir un sistema universal y erigir la reforma del régimen de pensiones.

Y mientras tanto, en las afueras de la cárcel de Barbadillo, los fujimoristas insisten en que liberen a su líder, el preso más caro de la historia: el asesino y ladrón Alberto Fujimori. La BBC decía que en esa prisión, para mantenerla y cuidar de su único preso, solo en 2020, el Gobierno invirtió unos US$ 172.000 dólares, una cifra 57 veces mayor que la cantidad que destinó de forma individual para el resto de los presos en otras penitenciarías comunes. Eso solo puede ocurrir en el Perú, nuestra patria de la heridas abiertas, sus ladrones y corruptos, pero también el país de las utopías y los sueños.

https://larepublica.pe/opinion/2022/04/05/el-pais-del-nunca-jamas-por-eloy-jauregui/

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