Diario Educar. Sombras en el paraíso

Constantino Carvallo

Yo sé que la pregunta suena ociosa, trivial, del siglo pasado. Pero: ¿para qué educamos? Seguramente es obvio de qué sirve saber leer, restar, escribir, saberse la internet entera. Y si una prueba de lectura o de aritmética, sobre todo si es internacional como PISA, nos coloca en un buen puesto entonces creemos que ya está todo acabado.

Lo que suscita mi perplejidad es ver a Finlandia encabezando siempre estos magníficos resultados y luego entrar en el clima oscurecido que nos obligan a respirar las películas del finlandés Aki Kaurismaki. ¿De dónde salen esos personajes, ese mundo desolado, toda esa incomunicación y la violencia que la sostiene? Anoche, viendo la extraordinaria «Un hombre sin pasado», encuentro a dos personajes sentados en una mesa sin saber cuánto es nueve por ocho. ¿Qué país es este que inventa Kaurismaki? ¿Es que acaso, como titula uno de sus filmes, hay muchas sombras en el paraíso?

Porque de Finlandia pueden mostrarse cifras que no sé cómo se acomodan con esta valorada educación. Por ejemplo, esa depresión y ese tremendo uso del alcohol que en el 2005 ya superó a todas las causas de muerte de los varones en Finlandia, por encima del cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Y también esa tasa de suicidios, la más alta del planeta. Esto está en las películas de Kaurismaki pero también en la literatura, como lo muestra su escritor más leído, Arto Paasilina y su libro «Delicioso suicidio en grupo» (Anagrama, 2007) que toca el delicado drama nacional con humor y sabiduría retratando, como el cineasta, una sociedad gris, golpeada por el desánimo y la soledad.

Más grave aún es un informe de Amnistía Internacional de diciembre del año pasado que indica que «el 43.5 por ciento de las mujeres de Finlandia eran víctimas de violencia física o sexual o de amenazas de violencia por parte de hombres». Hay informes también sobre racismo e intolerancia contra los inmigrantes.

Me pregunto si las delegaciones de maestros finlandeses que vienen al Ministerio a darnos lecciones nos cuentan también sobre los terribles problemas que padecen y si existe alguna relación entre las pruebas PISA y el cultivar ciudadanos pacíficos, llenos de entusiasmo y solidaridad. Porque no basta con leer textos fabricados en las escuelas o poseer industrias como Nokia si el amor a la vida parece escaparse entre las fabulosas cifras y el desarrollo no incluye, para todos, el llamado de la felicidad.

http://www.larepublica.com.pe/content/view/222425/481/

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