SE DEROGA LA LEY DE LA SELVA, PERO A QUÉ COSTO
Paco Muguiro Ibarra S.J.
Tengo que reconocer que estoy alegre porque se han derogado los decretos más rápidamente de lo que me esperaba. Creía que la Mesa de Diálogo, que se comenzaba con el Premier, la Iglesia, La Defensoría y las organizaciones nativas llegarían a derogarlas pero esperaba que demorara un período más o menos largo. Pero no, a un día de formada y 15 días después del tristísimo 5 de Junio, los decretos se han derogado.
Pero también tengo un sabor triste, yo diría que bastante triste, porque el costo ha sido muy alto, demasiado alto. La pérdida de 35 vidas de peruanos, que nadie buscó, que como dice Francisco Miró Quesada Rada, Director de El Comercio: “ la vida de un solo peruano, sí de uno solo, vale más que miles o millones de pozos petroleros juntos, vale más que miles de millones de aserraderos juntos ,( El Comercio 10 de Junio del 09) nos llena de tristeza, y no sé si algún día será saldada. Creo que va a quedar colgada en la historia, sin borrarse, para que nos recuerde “ que la vida de un solo peruano vale más que miles o millones de pozos petroleros juntos” y por tanto no desesperemos nunca de la política, que debe ser diálogo, tolerancia, respeto por las opiniones de los demás, consensos, acuerdos, atención a las minorías y sobre todo sensibilidad para escuchar, no solo oir, los reclamos justos de los pueblos. Yo diría extremar nuestra sensibilidad para sentir lo que está sintiendo el campo, la calle, la selva. Creo que a la clase política le ha faltado sensibilidad para sentir lo que estaba viviendo el país desde el 9 de Abril, o incluso desde el 9 de Agosto del 2008, en que ya nuestros hermanos nativos se manifestaron juntos, unidos defendiendo sus derechos, Era la primera vez en la historia que se manifestaba esa unidad, pero además contó con el apoyo de la sociedad civil y de la poblaciones urbanas.
Este año se sintió muy fuerte: primero los obispos, con un comunicado que toca lo fundamental del problema, y con un apoyo incondicional a los pueblos nativos, exceptuando la violencia, después Fondeagro, los intelectuales, los medios de comunicación: El Comercio, La República, los canales tanto Panorama como Cuarto Poder, y por último la calle. Uno sentía que la opinión pública estaba con los nativos, que ellos tenían razón. Pero todavía tuvo que venir el paro de Huancavelica, que se anunciara un paro nacional para el 11 de Julio, y por último, el grito de los Asihaninkas con todos los nativos del centro, amenazando con unirse a los mineros de la Oroya y Cerro de Pasco, parece que rompió la sordera del Premier. A nadie convencían los argumentos del gobierno que decían que eran manipulados por el extranjero, por los políticos fracasados, que iban a buscar votos a ”la barbarie “ o a “la oscuridad del atraso”. Había una especie de sentido común generalizada, que le daba la razón a los nativos, esa razón que se le había negado desde siglos. Este clamor que se sentía tan claramente, no lo sintió la clase política, sin más horizonte que el hemiciclo, y la pelea con la minoría opositora, de tal manera que el día 4 de junio, cuando se estaba jugando la vida de muchos peruanos en” La Curva del Diablo” consideró un triunfo conseguir, por votación que se retrasara la discusión de la ley de la selva. Grave irresponsabilidad política
Pero me causa tristeza también por todo lo que ha muerto, por todo lo que se ha roto en las relaciones entre los peruanos. Los nativos preguntaban el año pasado por qué los policías traían armas, porque ellos no habían venido a pelear sino a protestar. Este año, en los testimonios escuchados, se repetía mucho: por qué han disparado contra nosotros, que somos peruanos como ellos, por qué para un desalojo hay que balear a gente desarmada. No se lo explicaban, ni siquiera los dirigentes. Estaban desconcertados y con una desilusión, como con un desgarro profundo de país, no se lo explicaban. Los que dispararon con las armas que les quitaron a la policía y mataron en respuesta, fueron unos cuantos, pero el 99.% corrieron huyendo de las balas, veían caer heridos a sus familiares y amigos que no podían recoger , se quedaron con miedo y desconfiando de todo lo que no fuera nativo hasta ahora.
Esta situación me causa mucha tristeza porque casi ha sido el segundo encuentro que como pueblo nativo, tienen con el país y salen con esa desilusión y desgarro profundo. Es mucho más fácil reconstruir lo que se destruyó con el terremoto del Pisco e Ica, en Agosto del 2008, que lo que se ha destruido en estos 57 días de desencuentro, con eso final del 5 de Junio tan catastrófico. Ojalá tomemos conciencia de lo que se ha destruido en relaciones como país, para que tengamos verdadera voluntad política en su reconstrucción. No quiero terminar sin citar el último párrafo de Francisco Miró Quesada Rada en su artículo de El Comercio.
“Que todo este lamentable y desgarrador conflicto nos sirva de ejemplo para integrar al Perú, para vernos ente iguales y no como ahora que continua la discriminación y el racismo. Para construir una nación que se entienda y se conciba pluriétnica, multicultural, plurilingüística. En donde lo humano, todo lo humano, sea el gran valor y el motivo de nuestro destino como nación” (El Comercio 10-06-09)

Jaén, 20 de Junio del 2009

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