El descreimiento neoliberal

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Jorge Bruce

Ante la inminencia de un desbarajuste económico, acaso peor que el del 2008, en Europa se extiende un fenómeno que todavía no se aprecia en nuestras sociedades periféricas: la autocrítica de los ideólogos neoliberales. Las referencias siguientes han sido tomadas de Le Nouvel Observateur, en el número que va del 15 al 21 de setiembre del 2011, en la crónica de Jean-Claude Guillebaud.

El derechista Charles Moore, director del Dayly Telegraph inglés, escribe: “He necesitado más de treinta años de periodismo para hacerme esta pregunta pero ya no puedo esquivarla: ¿Y si después de todo la izquierda tenía razón?”. Frank Schirrmacher, quien dirige las páginas culturales del Frankfurter Allgemeine Zeitung, refiriéndose a la derecha liberal y la CDU afirma que la práctica de ésta “demuestra no solamente que están extraviados, sino también –oh sorpresa–que las críticas de sus peores adversarios de siempre son fundadas.” Robert Misik, austríaco, confiesa en el Der Standard, publicado en Viena: “Un hombre de derecha que comienza a pensar que la izquierda tiene razón no se convierte necesariamente en un hombre de ‘izquierda’, pero se desmarca de esos temperamentos de su campo, antojadizos y arropados en ideologías irresponsables”.

Guillebaud se pregunta qué pasaría en Francia si los líderes del pensamiento neoliberal se cuestionaran. Lo mismo podemos intentar en el Perú. ¿Podría el director de Perú 21 escribir, como Moore, que “los ricos dirigen un sistema mundial que les permite acumular capital y pagar el trabajo lo más barato posible y son los únicos en aprovechar la libertad que se desprende de este sistema”? Acaso escucharíamos en el programa de Canal N que defiende las ideas liberales a capa y espada decir como Schirrmacher: “Al haber sido sus valores y manera de pensar expoliados por una minoría ávida, la derecha debe encontrar en sí misma la fuerza de proponer una crítica social de su propia autoría”? Tal vez en El Comercio leeríamos que el conservadurismo dominante “se dedica sobre todo a perpetuar un sistema que hace el juego de los poderosos, multiplicando los planes de salvataje pero sin poder inyectar inteligencia ni razón” (Misik).

Así como la izquierda más evolucionada renunció –dolorosamente– a las utopías marxistas, mientras que otros continúan aferrándose a regímenes impresentables como los de Castro o Chávez, hay signos de que en la derecha algunos comienzan a preguntarse si no ha llegado la hora de aceptar el fracaso de su modelo. Y construir otro que sea capaz de crear riqueza sin disparar la desigualdad. En donde el aumento sideral de las ganancias se refleje en los salarios. Gente como Warren Buffet en los EEUU que reclama pagar más impuestos. Una derecha capaz de reconocer que, así como va el mundo, los indignados seguirán tomando las plazas y no se van a cansar de hacerlo, porque lo que les espera en casa es constatar que no la tienen o es de otro.

De modo análogo, sostiene Guillebaud, el 2011 podría ser el año en que la derecha se dividió entre los que ya no creen y los “viejos creyentes”. Lo seguro es que las próximas semanas nos afectarán a todos, derechistas, izquierdistas o descreídos.

http://www.larepublica.pe/columnistas/el-factor-humano/el-descreimiento-neoliberal-09-10-2011

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