La criatura ya está muerta

Imágenes integradas 1
Marco Sifuentes
 
— Los niños no eran cautivos, su madre no era terrorista, Zorayda murió. “Ha sido un operativo impecable”, dijo el congresista del nacionalismo Freddy Otárola. ¿Alguna vez tendremos un gobierno que nos respete lo suficiente como para prescindir de los Otárolas, Siuras, Pachecos?

— Al final, el único resultado de la incursión de las Fuerzas Combinadas del Ejército y la Policía fue la captura de la camarada “Amalia”. Nada más. Claro, eso no hubiera ameritado una maternal aparición de la Primera Candidata de la Nación. Mejor llevarse a los niños y separarlos de su madre, aunque ella siempre figuró como “sospechosa”.

— “El niño y el adolescente no podrán ser separados de su familia sino por circunstancias especiales definidas en la ley y con la exclusiva finalidad de protegerlos” nos recordó Rosa María Palacios que dice el Código del Niño y del Adolescente. ¿Eso no lo sabía la ministra supuestamente a cargo de la defensa de los menores, Ana Jara? Desde el inicio se estableció que los niños eran hijos de una de las capturadas, que estaba calidad de “sospechosa”. La ministra Jara también debería responder.

— ¿Y Nadine Heredia no tiene que responder por nada? ¿Qué hacía allí? Su cargo es simplemente protocolar, no es real; ella no es una funcionaria pública. Es, legalmente, una ciudadana más. ¿Qué hace recibiendo a unos niños que fueron, en la práctica, secuestrados por las fuerzas del orden? A ella no se le puede exigir rendición de cuentas de nada y aún así aparece en la fase final de un operativo antiterrorista. Pedirle a la Ciudadana Heredia que respete ciertos ámbitos y límites no es machismo, es respeto mínimo por el orden legal.

— Al final, lo más paradójico del asunto es que si no fuera por el ansia de figuración de Nadine, no nos habríamos enterado de la muerte de Zorayda. Su aparición recibiendo a falsos “pioneritos” fue lo que llamó la atención de la prensa. Habría sido otra desaparecida no reportada, como cientos de niñas peruanas que todos los días desaparecen y tienen la “suerte” de no morir sino de, simplemente, terminar como esclavas sexuales en los campamentos mineros informales de la selva. Ah, pero rescatar niñas de la trata no es tan marketero como los “pioneritos” del terrorismo, sorry.

— Qué tristemente apropiado que todo esto ocurra en un aniversario de la captura de Abimael y cuando nuevamente se desata una campaña contra la Comisión de la Verdad. Seguimos sin haber aprendido nada. Nuevamente los políticos utilizan a nuestros militares y policías para cosechar réditos electorales; los mandan a ciegas al matadero, a operaciones “impecables” producto de “finos trabajos de inteligencia” que son arruinados por el ladrido de un perro y terminan con la muerte de una niña. Y luego se escudan — como siempre— detrás de ellos. “¡No ataquen a nuestras fuerzas armadas!”. No, estimadas autoridades civiles. Les estamos pidiendo explicaciones a ustedes.

— “También se está abusando, aprovechando esto para generar una polémica política. La criatura ya está muerta, recemos por ella”. Dijo Cipriani en RPP, pidiendo pasar la página. Por supuesto, habría dicho lo mismo si la niña no hubiera muerto en Ranrapata, sino, digamos, en San Isidro, ¿verdad?

— “Sigue siendo un pais en el que si eres mujer, niña y serrana, tu vida no vale nada” — @rlajo


http://larepublica.pe/blogs/pasado/2012/09/18/la-criatura-ya-esta-muerta/

Imágenes integradas 1

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*