De la culpa y el MOVADEF


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Jerónimo Centurión

Algo en el escándalo armado alrededor del MOVADEF, no termina de convencerme. Decenas de portadas de diarios, reportajes de televisión, columnas de opinión, editoriales, leyes, declaraciones de los más altos representantes del gobierno y hasta una marcha en los próximos días, me empujan a preguntarme nuevamente, si no estaremos todos, pisando el palito.

Por un lado, me parece genial que vayamos de a poco, despertando del nocivo letargo apolítico en el que, como sociedad, venimos sumidos desde la debacle fujimorista. El gobierno del Chino y Montesinos, no sólo llevaron a los partidos políticos a una crisis de la que aún no se recuperan; la dupla terminó de convencernos de que la izquierda es sinónimo de terrorismo y, lo más grave, de que la política, en general, es una perdida de tiempo.

He podido notar que los peruanos, a diferencia de todos nuestros vecinos. Es decir, argentinos, brasileros, bolivianos, ecuatorianos, colombianos o uruguayos, somos los ciudadanos menos politizados, los más apáticos y menos informados.

Decir “no me interesa la política” se volvió una frase de moda entre universitarios durante la primera década del 2000 y la situación no ha variados sustantivamente.

Hoy, esos jóvenes crecieron, pero su apatía política se mantiene. La economía es mucho más importante y si los negocios van bien, el resto es lo de menos.

Lamentablemente, muchachos, la cosa no es tan simple. Y el nivel de los representantes que elegimos cada cinco años, son una muestra de que no vamos por buen camino.

El Perú es un país complejo, con diferencias económicas y sociales escandalosas. Es cierto que vamos mejorando en muchos sentidos, pero no todos lo hacemos a la misma velocidad. La inseguridad ciudadana aumenta, los conflictos sociales están latentes, el narcotráfico sigue creciendo, la burocracia corrupta sigue dando la pelea y para poder enfrentarlas, se necesita no sólo astucia y dinero. Se requiere de un adecuado trabajo político.

Mientras declaramos que no nos interesa la política, hay más de un fujimorista latente o real que se frota las manos y saliva.

Siento que la indignación que sentimos frente a un grupúsculo como el MOVADEF tiene, entre otras causas, la culpa. La consiente o no, sensación de culpa, por permitir que un grupo de ese nivel sea el que marque el debate nacional.

Hay que ser demasiado estúpido o maquiavélico para declarar, oficialmente, ser seguidor del ‘pensamiento Gonzalo’ o, peor, decir que el peor criminal de nuestra historia, Abimael Guzmán era un ‘gran filósofo’. Basta un mínimo de criterio para prever que este tipo de frases impedirían su inscripción como partido político.

Una sociedad debidamente preparada, ilustrada y politizada, le hubiese dedicado a estos personajes la sección dedicada a la caricatura, a lo excéntrico.

Lamentablemente, el MOVADEF nos encuentra en un momento social y, sobretodo político, sumamente crítico. Por un lado, la izquierda está desarticulada, extraviada, desordenada y sin el menor norte. El radical viraje de Humala, quien jamás se interesó en explicar nada, ha generado un peligroso vacío.

Por otro lado, está la derecha cada vez más ‘bruta y achorada’. Es por eso que los medios, el gobierno y los ciudadanos nos preocupamos por el MOVADEF o por lo que esta agrupación pueda representar. Porque su poder de influencia está directamente relacionado a nuestra vulnerabilidad. En esa línea, me parece interesante marchar y realizar todas las manifestaciones o editoriales que se quieran. Pero sobretodo, que sirva esto para desempolvar algunos textos, romper no tan viejos mitos y comenzar a proponer ideas, a participar de la sociedad en la que vivimos y a tener cualquier tipo de actividad política. Mientras miremos la política con el rabillo del ojo, ésta nos responderá con MOVADEF o quién sabe, qué otro esperpento.

http://diario16.pe/columnista/8/jeraonimo-centuriaon/2120/de-la-culpa-y-el-movadef

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