Revocador quiere tez clara


César Lévano

El congresista José Luna Gálvez, quien fue promotor y financista de la campaña de revocación de Susana Villarán y sus regidores, es también educador. Mejor dicho, negociante de la Educación. Durante su activa participación en la campaña electoral reciente, se movió sobre todo en mítines y plantones de pueblos jóvenes. No exigía que sus seguidores tuvieran tez clara.

Luna es, además, secretario general del Partido Solidaridad Nacional, cuyo mentor y guía es Luis Castañeda. Que se sepa, nunca ha pedido que los miembros de su partido tengan un cutis marfileño.

El mismo doctor Luna, si se mira en un espejo, no se sentirá autorizado a llamarse blanco, de tez clara y ebúrnea.

Y, sin embargo, Luna ha resultado un racista de marca mayor. Telesup, una de las numerosas entidades educativas de las que es dueño, publicó en días recientes en El Comercio un aviso de empleo para señoritas recepcionistas en el cual se exigía “muy buena presencia”, “tez clara” y “estatura mínima 1.60”.

Ese enunciado es violatorio de la Ley 26772 que prescribe que las ofertas de empleo y acceso a medios de formación educativa no deben plantear requisitos que signifiquen discriminación, anulación o alteración de igualdad de oportunidades o de trato.

El racismo es condenado por la razón y por la historia. Hitler, asesino de millones de seres humanos, cometió sus crímenes en nombre de una raza superior, la raza aria. Ahora se sabe que esa etnia tiene su origen en la India. Hace algunos años, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) publicó un estudio que señalaba que los alemanes son un conjunto humano destinado a desaparecer, debido a que tienen pocos hijos. Ojalá no ocurra, pero eso demuestra cuán deleznable es el concepto de “raza superior”.

Uno de los hombres superiores de nuestra especie, el judío Albert Einstein, cuando, huyendo de los nazis, solicitó ser aceptado como inmigrante en los Estados Unidos, halló en la declaración inmigratoria el rubro raza. Puso: humana. Raza humana.

Bueno es recordar que la ONU aprobó en 1965 la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial. El 21 de marzo quedó establecido como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

Por otra parte, en un volumen sobre la desigualdad en el empleo que padecen las mujeres en el mundo, la OIT informó que eso de “la buena presencia” tiene sus bemoles. Sirve para que muchas mujeres encuentren trabajos en que se privilegia su condición de bonitas. Sirven de adorno en tiendas, consultorios, empresas y centros de educación (como Telesup), con limitaciones de sueldo, promoción y prestigio.

Felizmente, las mujeres de todo el mundo, de todas las etnias, de todas las bellezas, han demostrado que pueden servir para mucho más que de adorno.

http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director/revocador-quiere-tez-clara_134577.html

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