Cosas de mujeres

Arturo Belaunde

Cuentan que cuando la revolución de Túpac Amaru II estaba en su apogeo, Micaela Bastidas, la mulata apurimeña compañera de vida y de luchas del rebelde, le aconsejó en forma vehemente y casi imperativa que atacara el Cusco para asestar un golpe contundente, estratégico al poderío hispano, que no se reponía aún de los triunfos de las huestes del líder indígena.

Dicen que el sublevado que reclamaba se le reconociera sus títulos de heredero del título de Inca y los derechos de su pueblo, no le hizo caso y dio tiempo a que las tropas colonialistas se recompusieran y recuperaran la iniciativa para finalmente aplastar a los rebeldes.

Gran mérito para ella, a la que se atribuye dotes de estratega y diestra consejera de José Gabriel Condorcanqui, quien tal vez hubiera corrido otra suerte si le hubiera hecho caso. Ella acató disciplinada la decisión de su líder y sucumbió con él sometida a tormentos inhumanos.

Manuelita Sáenz, la Libertadora del Libertador Simón Bolívar, lo dejó todo por él y hasta se jugó la vida por convicción patriótica y libertaria y por un amor apasionado, llegando al extremo de sofocar a caballo alguna conspiración contra su jefe y amado líder. Fue también su consejera atinada y sus méritos hicieron que hasta le diera grado militar, para celos de los oficiales patriotas.

La lista de compañeras de grandes hombres que brillaron por su papel más allá que el de simple esposas es larga y hasta podría ser interminable, como Zoila Aurora Cáceres, la señora del héroe de la resistencia contra la ocupación chilena, el mariscal Andrés Avelino Cáceres; la argentina Eva Perón, carismática y polémica esposa de Juan Domingo Perón y aclamada hasta hoy casi como una santa en ese país hermano.

Pero la historia registra también el caso de la monarca egipcia Cleopatra, que puso a sus pies con sus encantos y su habilidad a los conquistadores romanos Julio César y Marco Antonio y que con sus caprichos y errores y ambición de poder y riqueza arrastró a Marco Antonio, ciegamente enamorado de ella, a la derrota y la muerte.

Me vienen a la memoria esas y otras mujeres cuyo recuerdo permanece, en estos días de polémica y especulaciones en torno a la entrevista concedida por la Primera Dama de la Nación a una revista de público exclusivo, a las apreciaciones políticas que hizo –que confirmaron la influencia que tiene sobre el Presidente- y a su intento de que la publicación se limitara a difundir sus declaraciones ajenas a la política.

Solo queda esperar al respecto que las dudas e interrogantes que motiva el caso se despejen y a que el asunto se maneje dentro de los marcos de la ponderación y la reflexión, evitando que tenga secuelas negativas para nuestra democracia y su institucionalidad.

http://laprimeraperu.pe/columna/cosas-de-mujeres/

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