Canon y corrupción

Róger Rumrrill

El despilfarro, las inversiones mal planificadas y peor ejecutadas y todas las irregularidades y malos manejos generados con los fondos del canon petrolero denunciados desde hace tiempo en la Región Loreto y que ahora el Poder Judicial, la Contraloría y el Congreso de la República investigan, fue calificado por un magistrado de la Corte Superior de Loreto como “narco canon”. Es decir, el recurso económico más importante que Loreto posee para su desarrollo convertido en un botín, en un charco inmundo de corrupción.

El narco canon de Loreto, así como el boom minero que ha extendido la corrupción en el gobierno central y en varios de los gobiernos subnacionales -Ancash, Ayacucho, Tumbes, Piura, entre otros- nos lleva a interrogarnos si, como reflexiona Moisés Naím, la riqueza natural es antes que una bendición una maldición que castiga a muchas naciones de África, Asia y América Latina, en particular a los ricos países petroleros para quienes el oro negro es el “excremento del diablo”, según palabras de Juan Pablo Pérez Alfonso, el fundador de la OPEP.

Pero no es una fatalidad histórica ni una maldición porque esta corrupción endémica, que semeja un cáncer metastásico, se produce en países con economías primario-exportadoras, con gobiernos corruptos y casi siempre autoritarios, con altas tasas de pobreza, democracias con instituciones débiles y donde, además de un control mínimo o laxo sobre los gastos públicos, el Estado está capturado por los poderes fácticos.

Cuando las investigaciones del Congreso de la República, del Poder Judicial y de la Contraloría sobre el Gobierno Regional de Loreto (GOREL) culminen, en particular las últimas gestiones de Iván Vásquez Valera, sabremos las causas de por qué una región que en 31 años ha contado con fondos del canon petrolero por 6,400 millones de soles ocupa el último lugar en educación y también por qué tiene las más altas tasas de pobreza y desnutrición en el país.

Sabremos y conoceremos también con pelos y señales los nombres de su red de operadores enquistados en el Congreso, en el MEF, en los medios de prensa y con los cuales ha construido una suerte de republiqueta tropical autoritaria.

Una caricatura de descentralización que ahora la derecha neoliberal usa como argumento para denostar e intentar paralizar la regionalización con el objetivo de reconcentrar aún más su poder económico y político.

En río revuelto, ganancia de tiburones.


http://laprimeraperu.pe/columna/canon-y-corrupcion/

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