Promover empleo no pasa por pulpinizar a la juventud

Pedro Francke

La Ley Pulpín pretende venderse como una alternativa para promover el empleo y el desarrollo de capacidades de los jóvenes. En realidad no hace eso sino que promueve la sobreexplotación de la juventud y los trabajadores, reduciendo sus derechos para elevar ganancias empresariales. Nos quieren vender gato por liebre.

No se puede negar, sin embargo, que existe en el Perú un serio problema de empleo que afecta en particular a los y las jóvenes. Más de veinte años después de las reformas neoliberales de Fujimori, que arrasaron con los sindicatos y la negociación colectiva imponiendo los services y los contratos a plazo fijo, tener un trabajo formal sigue siendo igual de difícil que antes. El trabajo “formal”, con seguridad social pero sin estabilidad alguna no llega al 28% de los trabajadores peruanos, uno de los porcentajes más bajos de Latinoamérica.

¿Por qué en el Perú es mucho más difícil conseguir un empleo formal que en Argentina, Brasil o Colombia, para no hablar de Estados Unidos o Alemania? Porque nuestro desarrollo industrial y tecnológico es menor y porque nuestras universidades e institutos superiores públicos están muy atrás.

Es obvio: para que haya más empleo, para jóvenes y adultos, las empresas e instituciones deben abrir más puestos de trabajo. Luego de veinte años de darle prioridad a la minería, menos de 1 de cada 100 peruanos trabaja en ese sector: la gran minería es naturalmente poco creadora de empleos. Es en la industria, el turismo o las pymes donde se crean más empleos, y es allí donde deben facilitarse créditos, asistencia técnica, competitividad y acceso a mercados. Pero las prioridades están volteadas.

A largo plazo, solo tendremos desarrollo tecnológico si la juventud de hoy se prepara para ello y tenemos buenos científicos y profesionales adaptando y creando técnicas adecuadas a nuestra propia diversidad geográfica, ecológica y cultural.

Mientras tanto, servicios públicos como la educación, la salud y el cuidado infantil debieran tener mucho más gente trabajando para dar mejores servicios a los peruanos, atendiendo en centros de salud en las tardes, promoviendo la salud en comunidades o dando clases de refuerzo y talleres de deportes y culturales para los chicos y chicas en los colegios. Un programa de empleo juvenil bien podría empezar por allí.

http://diariouno.pe/columna/promover-empleo-no-pasa-por-pulpinizar-a-la-juventud/

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