La desigualdad social en el mundo alcanza un nuevo récord

Gabriel Black

La desigualdad entre ricos y pobres ha alcanzado un máximo histórico en muchos países desarrollados, según un informe publicado el jueves [21 de mayo de 2015] por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El informe también señala que el crecimiento de la desigualdad social ha estado acompañado por un aumento del trabajo temporal y a tiempo parcial, sobre todo entre los jóvenes.

En la actualidad, el 10% más rico de la población de los países miembros de la OCDE obtiene ingresos 9,6 veces superiores que el 10% más pobre, por encima de la proporción de 9 a 1 alcanzada en la década pasada y de 7 a 1, en los años 80. 

«La desigualdad en los países de la OCDE está en su nivel más alto desde que comenzaron los registros», reconoció el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. La OCDE está compuesta por las 34 economías más ricas, incluyendo EEUU, miembros de la UE, Japón, Corea, México y otros.

El informe indica que en 2012 «el 40% de los hogares más pobres poseía únicamente el 3% del total de la riqueza de los 18 países de la OCDE con datos comparables. En cambio, el 10% más rico controlaba la mitad y el 1% más rico poseía el 18% de la riqueza».

EEUU es el cuarto país más desigual de la OCDE, por detrás de Chile, México y Turquía.

A mediados de los 80, el 10% más rico de los estadounidenses lograba ingresos 11 veces mayores que los del 20% más pobre. Esta proporción fue de 12,5 a 1 a mediados de los 90, pero en 2013 el 10% más rico obtuvo ingresos 19 veces mayores que los del 10% más pobre.

La desigualdad de la riqueza es incluso mayor que la desigualdad de los ingresos en EEUU: el 10% más rico controla el 76% de toda la riqueza, mientras que el 60% más pobre solo posee el 2,5%. El 5% de los hogares más ricos de EEUU posee alrededor de 91 veces más riqueza que un hogar medio.

Para los países de la OCDE en su conjunto, el 10% más rico de la población posee el 50% de la riqueza. El 50% intermedio, alrededor del 47%, y el 40% más pobre posee únicamente el 3% de la riqueza.

Una parte importante de este aumento de la desigualdad de los ingresos ha tenido lugar después de la crisis financiera de 2008. Según el informe, en EEUU, «entre 2007 y 2013, la riqueza neta cayó una media de un 2,3%, pero lo hizo diez veces más (26%) para el 20% de la población situada en la parte inferior de la tabla».

La desigualdad de los ingresos es sustancialmente peor en EEUU que en cualquier otro país desarrollado. Por ejemplo, mientras los ingresos por hogar son un 14% superiores comparados con los de Canadá y un 25% superiores comparados con los de Alemania y Francia, el informe indica que «los ingresos medios del 10% de los hogares más pobres de EEUU son un 42% más bajos que los de Canadá y alrededor de un 50% más bajos que los de Francia y Alemania». 

La OCDE considera que uno de los motivos para esta diferencia es que «la redistribución a través de los impuestos a la renta y transferencias es considerablemente menor en EEUU que en la mayoría de los otros países que forman parte de la organización».

El informe menciona las especiales dificultades que han enfrentado los sectores de la clase trabajadora con ingresos más bajos en los últimos 30 años. En estas tres décadas «los hogares con bajos ingresos no se han beneficiado en absoluto del crecimiento de los ingresos». Por ejemplo, el 10% de la población estadounidense con menores ingresos ha perdido un 3,3% de sus ingresos desde 1985, ajustado por la inflación, mientras que los ingresos medios por hogar se incrementaron un 24%.

En España y algunos otros países en los que la crisis financiera ha tenido un mayor impacto, esta tendencia se agudizó. El 10% más pobre de la población española vio cómo sus ingresos se desplomaban aproximadamente un 13% cada año entre 2007 y 2011.

Además del enorme aumento de la desigualdad de los ingresos y la riqueza, el informe muestra que el trabajo a tiempo parcial, el autoempleo y los contratos temporales han proliferado en las dos últimas décadas. La OCDE señala que «[e]ntre 1995 y 2013, más del 50% de todos los puestos de trabajo que se crearon en los países de la OCDE entraban dentro de esas categorías», añadiendo que «[l]os trabajadores temporales poco cualificados tienen ingresos mucho menores e inestables que los trabajadores fijos».

La OCDE indica que los jóvenes han sido los más afectados por este giro hacia el trabajo temporal y mal remunerado. El 40% de los jóvenes con empleo en los países de la OCDE, con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años, no tiene un trabajo permanente a tiempo completo.

El informe de la OCDE pide a los gobiernos que adopten medidas para reducir la desigualdad, declarando que: «En las últimas décadas la efectividad de los mecanismos redistributivos se ha visto debilitada en muchos países». Y advierte: «Si no abordan la desigualdad, los gobiernos están socavando el tejido social de sus países y dañando su crecimiento económico a largo plazo».

No obstante, la realidad es que el aumento de la desigualdad social es el resultado consciente de políticas gubernamentales cuyo objetivo ha sido el enriquecimiento de la oligarquía financiera a expensas de los trabajadores. En el marco del sistema capitalista, cuya característica esencial es la incesante concentración de la riqueza en la cúspide de la sociedad, no puede producirse un cambio de situación.

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