Chilenos pretenden modernizar la red informática de Ejército Peruano

Oswaldo de Rivero

A pesar de la creciente guerra cibernética entre naciones. Gobierno debe aclarar.

Hildebrandt en sus 13 y Expreso acaban de denunciar que la concesión para la renovación del tramado de fibra óptica del sistema informático de nuestro Ejército ha sido otorgada a la empresa chilena EMTEC, a pesar que había varias empresas peruanas que lo podían hacer.

Si esta información es verdadera, esta concesión constituye un serio riesgo contra la seguridad nacional, porque hasta ahora, a pesar de la Alianza del Pacífico, Chile no ha renunciado a su hipótesis de guerra HVM3 (Hipótesis Vecinal Máxima 3) que involucra al Perú y también a Bolivia y Argentina.

En base a esta hipótesis de guerra HVM3 es que Chile nos espía. Y frente a esta realidad, darle una concesión a una empresa chilena como es hacer el nuevo tramado cibernético del Ejército Peruano, es una operación de muy alto riesgo para la defensa nacional, porque permite que el contratista conozca las redes de información de las bases e instalaciones del Ejército Peruano.

Dar esta concesión en el mismo momento en que la cibernética está revolucionando en el mundo la capacidad militar para penetrar los centros de computación militares rivales, para dañar su operatividad ofensiva o defensiva, sería de una estupidez que raya en la locura, y sino no es así, sería entonces un acto de alta traición.

Hoy estamos presenciando en el mundo una revolución del arte de la guerra a través de la cibernética que, con un variado uso de técnicas, puede desorganizar y anular fuerzas armadas rivales antes de confrontarlas como son penetrar las computadoras de los centros de comando y control, cegar los radares de alerta temprana o destruir la información en las computadoras de las unidades de combate terrestres, navales y aéreas.

En 1998, el sistema de defensa antiaérea de Serbia fue penetrado por la OTAN, y Belgrado fue bombardeado sin bajas aéreas. En 2007, los radares de toda la defensa aérea de Siria fueron totalmente cegados, lo que permitió un ataque aéreo israelí exitoso. Asimismo, en 2009, se descubrió un sistema de espionaje cibernético llamado por los especialistas ‘Ghostnet’, que logró obtener valiosa información militar al penetrar las computadoras de la OTAN.

Hace un año, Irán denunció ante el mundo la introducción de un virus que intentaba penetrar el sistema de cómputo de su programa de enriquecimiento de uranio. A todo esto se añade la reciente penetración de las computadoras del alto mando del Pentágono y también las del servicio civil de los Estados Unidos con la extracción de millones de hojas de vida de altos funcionarios públicos.

Hoy la guerra cibernética es una nueva dimensión de la defensa nacional. Todos los países que pretenden tener fuerzas armadas modernas están desarrollando técnicas bélicas cibernéticas para defender los centros de cómputo de su defensa nacional y también para atacar los de un enemigo potencial.

Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, todos los días, cada hora, cada minuto, hay ataques cibernéticos de tanteo entre fuerzas armadas que se consideran potencialmente rivales. La intención es saber qué efectiva es la protección de los sistemas computarizados de la defensa nacional rival frente a un ataque.

Esto está sucediendo porque el objetivo del ataque cibernético es una victoria rápida y sorpresiva, paralizando la operatividad de una fuerza militar rival, que incluso puede ser superior. La guerra cibernética es por eso “la bliztkrieg del siglo XXI”. Y por ello, el tener capacidad para efectuar un ataque cibernético es hoy una necesidad ineludible para toda fuerza armada que se considere moderna.

Como se puede apreciar, la guerra cibernética ya está en marcha entre fuerzas armadas que se consideran potencialmente rivales. Y ante este hecho otorgar sin concurso la mejora de las conexiones cibernéticas del Ejército Peruano a una compañía chilena, sería un atentado gravísimo contra la seguridad nacional que merece un rápida y contundente aclaración del ministro de Defensa y del Comandante General del Ejército.

Y si la concesión se ha hecho, entonces este acto raya ya en una inepcia peligrosa o una alta traición que merece un Consejo de Guerra para punir a los responsables de este insólito hecho que pone en riesgo el poder disuasivo del Perú.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*