Yehude se desune

César Lévano

Yehude Simon se ha retirado del Frente “Únete por Otra Democracia”. Él y sus sostenedores echan la culpa de esa decisión a Marco Arana y a “algunos que no quieren mi presencia”, según Simon. La Verdad es que son las bases de la izquierda los que realizaban su postura supuestamente progresista. En realidad, su pasado lo condena.

En los últimos meses, en más de una ocasión, obreros y estudiantes expresaron su repulsa al personaje con el grito: “La sangre derramada / jamás será olvidada”. Era –y es– demasiada audacia que el cómplice de la matanza de Bagua quisiera fungir de líder del cambio social.

Simon tiene sus defensores. Algunos de ellos por desconocimiento de la historia. Otros por puro oportunismo, por ansiedad electorera.

Frente a esos defensores de lo indefendible, nos complace reproducir párrafos de la columna que escribí el sábado 6 de junio del 2009 en protesta contra el baguazo:

“Alan García ha vuelto a manchar de sangre sus manos, esas manos que ordenaron la matanza de El Frontón y firmaron en su actual período el decreto que permite a las fuerzas del orden abrir fuego contra civiles y les garantiza impunidad.

“Yehude Simon, el secuaz, reveló ayer, en conferencia de prensa, el origen de la tragedia: ‘Teníamos que imponer el orden y la disciplina’, dijo. Mercedes Cabanillas lo confirmó a Canal N: “Era necesario restablecer el orden”.

“Es evidente que la orden de emplear la violencia contra el pueblo amazónico provino de Palacio, con la complicidad de Yehude Simon, presidente del Consejo de Ministros, y de Mercedes Cabanillas, ministra del Interior”.

Un comunicado de “Únete” firmado por el Partido Humanista, Patria Roja y el Partido Comunista Peruano defiende no solo a Simon, sino también a Salomón Lerner Ghitis. Su argumento presenta a los responsables de muchos actos antipopulares como víctimas de “declaraciones arrogantes y sectarias”. No ganan respeto con ese argumento.

Declaran los autores del texto que “el frente que nuestro país requiere en la hora actual no debe tener vetos ni exclusiones”. O sea que en lugar de asumir la nueva coyuntura sin Simon y actuar conforme a esa realidad, se empeñan en la táctica que los llevó a madrugar frente a las otras fuerzas de izquierda y progresista, con los resultados a la vista, y se empeñan en aislarse defendiendo a un Simon sin bandera ni lealtades. Como lo acaba de demostrar.

Felizmente, el empeño unitario de otros partidos y movimientos no sufre con la renuncia de Simon, sino al contrario. Hay vetos y exclusiones que la moral y la verdad exigen.

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