Keiko, Odebrecht y la Fiscalía

Claudia Cisneros

Hay gente que se preguntaba por qué nuestra lucha es tan constante contra el fujimorismo y el aprismo. Hay gente que en los últimos 12 meses ha dejado de preguntárselo. El aprismo ha mostrado toda su decadencia desde que el JNE sacó a Guzmán de las elecciones y al APRA le perdonó la vida con la valla electoral para que entraran sus congresistas porque con el paupérrimo 5% de votos por Alan se quedaban fuera. Luego esos legisladores se acomodaron como cancerberos de los atropellos fujimoristas en el congreso. Ni qué decir de los narcoindultos, la AG de García con Odebrecht y la imagen de Alan por los suelos que una gran cantidad de peruanos tiene hoy señalándolo como el peor corrupto de la política peruana, libre e intocable por sus nexos con el poder judicial.

A Keiko ese JNE nefasto también le perdonó la vida no sacándola de carrera por entregar cheques de dinero (https://goo.gl/j7JsjZ). El fujimorismo de Keiko se presentó en campaña como una opción alejada de las peores prácticas del gobierno dictatorial y corrupto de su padre, y muchos le creyeron, otros le dieron el beneficio de la duda. Pero en 12 meses de destructiva oposición para el país (y eventualmente para ellos aunque hoy no lo noten por estar encandilados con su poder) ha dejado clarito que el Perú le importa poco o nada frente a sus ansias de dinero-poder-más-dinero-más-poder.

Para quienes venimos observando a esta agrupación con detenimiento hace años, sus modos y mentiras, su avasallamiento y cinismo, no fue para nada sorprendente que durante la campaña presidencial la hija de Alberto fungiera de un progresismo súbito. Quienes no nos dejamos engatusar por sus elaboradas pantallas sabíamos que la Keiko de Harvard tenía un libreto bien labrado para la ocasión pero que distaba cósmicamente de quién ella es y cómo se ha mostrado todos estos años. ¿Quién es Keiko cuando no está en campaña cada 5 años? ¿Qué ha aportado en todos estos años al debate nacional, a la política, al bien común de los peruanos? Nada, porque la Keiko entre-campañas ha estado normalmente ausente de la política explícita, se ha quedado muda demasiadas veces frente a problemas urgentes, apremiantes o cotidianos, sin propuestas u opinión, estratégicamente distanciada de controversias incómodas para cualquier político. Keiko nunca ha estado vívidamente presente construyendo patria fuera de sus actuaciones como candidata. Y ahora que tiene acumulado el máximo poder que ha podido desde que fue la primera dama de su padre, Keiko nos muestra de lo que es capaz por más poder. Keiko nos muestra cómo, cuánto y qué aprendió de política al lado de su corrupto padre.

Por eso desde hace 12 meses este gobierno pusilánime de Fernando Zavala (PPK está como ausente) la ha dejado seguir acumulando poder que ella usa para seguir ahorcando al gobierno y al país. Zavala ha tomado las peores decisiones: (entre muchas otras) en Economía puso a Thorne que nos ha ensartado y recién Zavala lo reconoce https://goo.gl/kMjkiB. En cuanto a decisiones políticas, Zavala ha sido solo un excelente presidente de Backus. Su incapacidad para separar la política de los amiguismos y lobismos comunes le impiden tener claridad para leer el escenario político y tender alguna estrategia política inteligente que haga frente al obstruccionismo del fujimorismo de Keiko.

Pero lo más lamentable de esta patria nuestra de hoy es cómo el fujimorismo de Keiko ha desplegado en poco tiempo (12 meses) y sin contar con el sillón presidencial, los mismos turbios manejos del poder con los que manipuló el país su padre en 10 años. El fujimorismo de Keiko tiene trolls difamadores y una prensa que destilan mentiras como la prensa chicha de su padre; sus principales congresistas y financistas acusados, procesados o sentenciados en el pasado y sus procesos detenidos hoy que tienen mayor poder; legislan de espaldas al país y poniendo por delante sus favores políticos o financieros; tergiversan la verdad actual y la verdad histórica una y otra vez; tienen una fiscalía que avergüenza llamarla peruana porque no se atreve a tocarla, pese a que Marcelo Odebrecht ha confesado haberle donado para su campaña de la corrupta caja 2, o sea, la misma caja que a Humala y para los mismos fines. Lo mismo que con la investigación contra García. Keiko y Alan García no pueden no ser procesados por los mismos indicios de corrupción y lavado que los demás expresidentes. No procesarlos es una prueba irrefutable de ¿favoritismo? ¿temor? ¿blindaje? ¿desprecio por la justicia? ¿corrupción?

(https://goo.gl/xeEMpy) Duele, de verdad que duele constatar que la corrupción en las instituciones no acabó con Fujimori y Montesinos presos, sino que sigue reproduciéndose de la forma más canalla en contra de todo lo que debería ser una patria.

http://larepublica.pe/politica/1070455-keiko-odebrecht-y-la-fiscalia

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