El neomonroísmo de EE.UU. y la Amazonía

Róger Rumrrill

Para los Estados Unidos la cuenca amazónica es hoy, más que nunca, un espacio geopolítico, geoeconómico e hidropolítico estratégico. El neomonroísmo está en marcha.

En efecto, entre el 6 y 13 de este mes, EEUU, Brasil, Colombia y Perú realizaron operaciones militares conjuntas en la llamada “Triple Frontera” en las localidades de Leticia (Colombia), Tabatinga (Brasil) y Santa Rosa (Perú) como parte de un proceso de instalación de una base militar que, según el general GuillermeTheophilo Gaspar de Oliveira, actual jefe de logística del ejército brasileño, será un centro de “logística internacional” con fines de “asistencia humanitaria”.

Las primeras noticias que difundió la prensa brasileña sobre la base y la presencia militar de EE.UU. en la Amazonía fue negada en todos los tonos tanto por el presidente Michel Temer como por el ministro de Defensa, Raúl Jungmann.

Algunos militares brasileños nacionalistas han calificado la base y la presencia de tropas de EE.UU. en territorio amazónico, como nunca antes había ocurrido, como una “traición”. Para la mayoría de los geopolíticos, la presencia militar estadounidense en la cuenca amazónica es parte de una estrategia de ocupación y control de las mayores reservas de agua y de biodiversidad y otros recursos estratégicos para la economía global que contiene la cuenca amazónica.

Hubo un primer intento de ocupación de la cuenca en los años sesentas del siglo XX. En esa década, el Hudson Institute de Nueva York, bajo la dirección del futurólogo Herman Kahn, planteó un proyecto colosal de creación de grandes lagos en Amazonas, para hacer factible la integración, comunicación y aprovechamiento de la riqueza natural de la cuenca, con casi 7 millones de kilómetros cuadrados.

Más recientemente, se ha vuelto a reactualizar la Doctrina Monroe, ahora denominada Neomonroísmo,

“La América para los americanos” es una frase atribuída al presidente James Monroe formulada en 1823 y que significaba que cualquier intervención europea en el continente americano, era una intervención contra EE.UU. Sin embargo, la frase también se podía leer como que toda la América le pertenecía a EEUU como potencia imperialista por su comportamiento colonialista e invasor con México y otros países de América Latina.

BRASIL O LA CAÍDA DEL CONTRAPESO GEOPOLÍTICO DE EE.UU.

Todos o la mayoría de analistas y geopolíticos han coincidido en sostener que la derrota del Partido de los Trabajadores (PT), de Luiz Inácio Lula y de Dilma Rousseff ha sido uno de los mayores éxitos geopolíticos de EE.UU. en América del Sur y la cuenca amazónica. El golpe de Estado parlamentario de Michel Temer y el control de la derecha económica y política del gobierno y del poder en Brasil, derribó al principal contrapeso geopolítico de EE.UU. en América del Sur y en la cuenca amazónica y abrió de par en par las puertas de la Amazonía a los intereses económicos y geopolíticos de EEUU.

La instalación de la base militar en el corazón de la Amazonía es funcional a este proceso de ocupación y es una de las claves más importantes en el nuevo ciclo de neolatifundización de la Amazonía y del extractivismo desenfrenado en una de las regiones más biodiversas del planeta.

El 23 de agosto de este año Michel Temer firmó una orden ejecutiva para entregar a las multinacionales la Reserva Nacional de Cobre y Asociados (RENCA) de 47 mil kilómetros cuadrados, ubicada en el Estado de Pará. Pero la fuerte oposición de la población indígena, ambientalistas y sectores políticos progresistas y la orden del juez federal Rolando Valcir Spahnol anuló la entrega de RENCA.

Pero la decisión de Temer de entregar la Amazonía al gran capital extractivista no se detiene: está a punto de promulgar un paquete de 30 normas que facilitarán la implantación de megalatifundios para la siembra de monocultivos, ganadería, extracción minera, hidroeléctricas, incluso en el ámbito de las tierras y territorios indígenas.

Sin embargo, las puertas de la Amazonía no solo están abiertas para el gran capital en Brasil. En Ecuador, poco antes de dejar el gobierno, Rafael Correa entregó el Parque Nacional Yasuní, considerado un banco genético mundial y el hábitat de pueblos indígenas no contactados, a una empresa petrolera.

Incluso en Bolivia, Evo Morales Ayma, defensor a ultranza de la pachamama, terminó de ceder a la presión de los colonos cocaleros y autorizó la apertura de una carretera que cruzará el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) con previsibles y desastrosos impactos ambientales y sociales, porque el parque es territorio ancestral de los pueblos indígenas amazónicos.

En Colombia, los disidentes de los bloques 24 y 48 de las FARC no han acatado el proceso de paz y se aprestan impedir el ingreso de las multinacionales al territorio amazónico colombiano. Precisamente los bloques 24 y 48 operan en la cuenca del Putumayo y en la “Triple Frontera”, allí donde se realizarán las operaciones militares de EEUU. Colombia, Brasil y Perú.

En el Perú, el proceso de neolatifundización avanza sin pausa. Los “paquetazos” legales de Humala y de Pedro Pablo Kuczynski para supuestamente eliminar la “tramitología” y destrabar las inversiones extranjeras en la Amazonía, han debilitado o eliminado las regulaciones ambientales para que las empresas hidrocarburíferas, gasíferas, forestales y de extracción aurífera, entre otras, hagan lo que quieran con la riqueza natural de la Amazonía.

Un nuevo ciclo de violencia parece asomar en el horizonte amazónico. Sólo queda como esperanza la resistencia de los pueblos indígenas y de otras fuerzas democráticas y progresistas que no aceptan la pérdida y enajenación del espacio amazónico, la renta estratégica del Perú en el siglo XXI.

http://diariouno.pe/columna/el-neomonroismo-de-ee-uu-y-la-amazonia/

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