¿Por qué Maduro rechaza la ayuda humanitaria?

Francesca Emanuele

Resulta mezquino pensar que ante el sufrimiento del pueblo venezolano, el presidente Nicolás Maduro esté rechazando la ayuda humanitaria que esta semana ha intentado ingresar Estados Unidos a través de la frontera con Colombia.

En Perú, hasta el menos enterado sabe que Venezuela atraviesa una severa crisis económica y que el responsable es el gobierno de Nicolás Maduro. Una de las políticas nefastas de su gestión fue mantener diversos tipos de cambio, lo que dio lugar a un desenfrenado mercado negro de cambio paralelo del dólar.

Otra fue continuar con el subsidio de numerosos bienes sin implementar un sistema eficaz anticontrabando, permitiendo que las mafias acaparen esos productos y los vendieran a mayor precio o directamente los llevaban a Colombia para hacer lo mismo. Además, Maduro conservó durante mucho tiempo la política irracional de prácticamente regalar el combustible a los venezolanos.

Llenar el tanque del carro en Venezuela costaba menos de 5 centavos de dólar. Por supuesto, los trabajadores de las gasolineras que ayudan a verter el combustible reciben mucho más de propina que el costo de lo que venden. Hace un par de años, con solo comprar un dólar de combustible en Venezuela, cruzarlo hacia Colombia y venderlo, se podía ganar más de 3 mil dólares.

Venezuela es un país con una economía disfuncional producto de ideas bienintencionadas ancladas en la reducción de las desigualdades, acceso igualitario a los recursos y redistribución de las riquezas. Lamentablemente, no se supieron implementar los mecanismos necesarios para mantener los propósitos iniciales de esas políticas sin crear burbujas de corrupción que permearon todos los niveles de la economía.

Pero afortunadamente -con excepción de los múltiples tipos de cambio- son esas mismas políticas las que han hecho viable que gran parte de la población subsista después de las sanciones de Obama en 2015 y de las de Donald Trump en los últimos 2 años. Sin las cestas de comida subsidiada, el transporte garantizado, la educación y los servicios de salud gratuitos, actualmente estaríamos hablando de un país en hambruna, y en Venezuela aún la gente no muere de hambre.

Sin embargo, esto podría cambiar en un futuro cercano a consecuencia del bloqueo impuesto por Estados Unidos, el que tiene el fin manifiesto de derrocar a Nicolás Maduro.

Ya los funcionarios del gobierno venezolano han denunciado que si antes era complicado hacer transacciones bancarias para hacer los pagos de las importaciones de alimentos y medicinas, actualmente es casi imposible. El principal blanco de las recientes sanciones impuestas por Estados Unidos es el petróleo, que genera el 90% de las divisas que entran en Venezuela.

A finales de enero, la Casa Blanca prohibió a compañías estadounidenses cualquier comercio con la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Así, la semana pasada las exportaciones de crudo venezolano se desplomaron en un 40%, se suspendieron numerosos contratos y los bancos cancelaron cuentas del estado venezolano. El New York Times informa que incluso una docena de barcos petroleros llenos de crudo venezolano quedaron varados en todo el Caribe.

Estados Unidos ha dictado a los bancos congelar 11 mil millones de dólares que le correspondía recibir a Venezuela como ingresos por las ventas de la refinería venezolana Citgo y sus filiales ubicadas en territorio estadounidense. Además, el Departamento de Estado ha retenido 7 mil millones de dólares en activos que les pertenecen a los venezolanos.

El reconocido economista Francisco Rodríguez señala que las sanciones podrían reducir la exportación de petróleo en dos tercios y la economía podría reducirse hasta en un 26 por ciento.

Esto hay que sumarlo a las circunstancias actuales: desde la llegada de Maduro al poder en 2013 la economía se ha reducido en un 50%, la inflación supera el millón por ciento, según el Fondo Monetario Internacional; y unos 3 millones de venezolanos han emigrado, de acuerdo a las Naciones Unidas.

Ante las medidas de estrangulamiento económico de Trump, resulta racional que Nicolás Maduro no permita la entrada de la llamada “ayuda humanitaria” por la frontera y la tilde de hipocresía. Sobre todo después de escuchar al presidente estadounidense amenazar con una intervención militar y al presidente autoproclamado de Venezuela, Juan Guaidó, asegurar que si es necesario pedir a EE.UU. una intervención militar, lo hará.

No es descabellado imaginar que dentro de esa ayuda humanitaria, Estados Unidos estuviera intentado colar armamentos para que milicias de la oposición consumen el golpe.

En 1987, el jefe de la CIA especializado en Latinoamérica, Alan Friers, y un funcionario del departamento de ayuda humanitaria estadounidense, afirmaron ante el Congreso de EE.UU. que aviones, supuestamente llevando ayuda humanitaria a Nicaragua durante la guerra civil, transportaron también armamento para suministrarlo a los ‘Contra’ (grupos insurgentes financiados por EE.UU. en Nicaragua).

Un dato curioso es que según las declaraciones, quien habría dado la orden del envío de armamento fue Elliot Abrams, en aquel momento subsecretario de Estado de Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios en el gobierno de Ronald Reagan. En la actualidad Abrams ha sido designado por Donald Trump como el encargado para liderar la política estadounidense en Venezuela.

http://diariouno.pe/columna/por-que-maduro-rechaza-la-ayuda-humanitaria/

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